Narra Chloe:
Menos mal que habían conseguido sacarnos de allí, porque entre la discusión que estaban teniendo Dan y Kimi por Alex, y lo nervioso que se estaba poniendo Hulk por llevar tanto tiempo allí encerrado, Seb y yo no dábamos abasto.
Él intentaba que Raikkonen cerrara un rato la boca. Vaya con el finlandés, con lo calladito que era cuando estaba tranquilo... Se estaban diciendo cosas horribles, me dolía por Dan, pero tampoco sabía qué hacer, o de qué lado estar. Dan lo acusaba de aprovecharse de la chica, insinuaba que únicamente estaba con ella por el sexo. Kimi por su parte, contestaba con pullas, cortante como el filo de un cuchillo, ni se inmutaba, aunque por la cara de Seb, pude imaginarme que aunque no lo mostrara, aquellas palabras estaban dejando a Raikkonen destrozado.
Mientras tanto, yo me había sentado con Nico, sujetándole los hombros, para intentar que se tranquilizara; se estaba agobiando mucho, ya era demasiado el tiempo que llevábamos allí, llegábamos tardísimo a la carrera... Hulk había empezado a temblar y a respirar con velocidad. Me resultó complicado hacer que se calmara, pero no podía permitirme que le pasara nada, había significado, y significaba mucho para mí, como para dejarlo solo en una situación como esa.
Conclusión, que nos sacaron del ascensor, y al fin, Seb pudo apartar a Kimi de Ricciardo, y Nico pudo respirar tranquilo.
Nos llevaron a todos en un autobusillo hasta el circuito, pero íbamos tan tarde, que ni driver's ni nada. Menos mal que pese a la insistencia de los Mercedes, la FIA no había creído conveniente empezar la carrera con la mitad de sus pilotos encerrados en un ascensor.
Todo en el box de Red Bull ya estaba preparado, me puse el mono como un rayo, me encajé el casco como pude y me deslicé en el coche.
-Prueba de radio, Chloe- era Guillaume.
-Te oigo, ingeniero.
Mi coche y yo fuimos llevados a la parrilla de salida.
Nos quedamos solos; los 20 pilotos y las 20 bestias de cuatro ruedas.
Los motores rugían con fuerza.
El semáforo indicó la salida.
Y pisé el acelerador hasta el fondo, dejando a Max atrás, mi compañero no había hecho una buena salida.
Los Mercedes hicieron una especie de barrera, por lo que no me esforcé mucho en pasar del tercer puesto en las primeras vueltas.
La pista estaba en unas condiciones perfectas, la verdad es que Red Bull estaba teniendo muchísima suerte.
Tras unas cuantas vueltas, sonó mi radio.
-NOVOAA.
-¡Coño Guillaume! ¡Me has asustado!
-Perdona, perdona.
-¿Qué pasa?
-Los mecánicos de Mercedes están saliendo del box, si alguno de los de Toto entra, tú vas detrás.
-Copy.
No me dio para decir más, porque entré pasada de velocidad en una curva, aún así, conseguí controlar el coche y no salirme de pista.
Como ya me había anticipado mi ingeniero, Bottas entró al garaje, y yo lo seguí.
Los mecánicos de Red Bull eran increíbles, acababan de machacar de nuevo el récord de pit stop más rápido, lo que me permitió salir muy pegada a Bottas, y poder adelantarlo justo al quitar el limitador de velocidad.
Me reí yo sola, porque aquello había sido brutal, todo estaba saliendo perfecto.
Yendo segunda, unas vueltas más tarde, Hamilton hizo su parada, y pasé a la primera posición, con Valtteri detrás, seguido por Leclerc, quien había pasado a Max.
Cuando encaré de nuevo la recta principal, me encontré de repente con una bandera amarilla.
Reduce Chloe, reduce.
-¿Guillaume?
-Dime Chloe.
-Bandera amarilla en pista.
-¿Cómo? No han notificado nada.
-Será reciente.
-Estate atenta, y cuéntame lo que veas.
Tomé la primera curva con cuidado, seguida por el Mercedes de antes, y ahí vi lo que había pasado; dos coches accidentados en la salida del pit lane, obstaculizando completamente la salida del mismo.
Un Mercedes con el 44.
Hamilton.
Y un Ferrari con el 5.
Me cago en la puta.
-Ingeniero, 44 y 5.
-¿Vettel y Hamilton?
-Sí.
-¿Estás bien?
-Lo estoy.
Y no mentía, porque había visto cómo ambos pilotos salían del coche por su propio pie.
Pese a mis insistencias a Guillaume, diciéndole que estaba perfectamente, Bottas me pasó con una facilidad pasmosa.
Mierda...
¿En qué estaba pensando?
Era evidente.
¿Qué habría pasado con Seb?
Estaba preocupada, aunque supiera que estaba bien, pobre... La clasificación no le salió bien y la carrera tampoco.
-Oye Guillaume.
-Dime Chloe.
-¿Sabes algo del accidente?
-Hamilton ha trompeado y se ha llevado puesto a tu chico.
Mi chico... Me hacía gracia que mi ingeniero lo llamara así.
Un momento.
¿Hamilton trompeando?
Aquello era nuevo.
Leclerc me acechaba peligrosamente, acercando mucho su coche al mío.
Llevaba un rato en silencio, y me estaba poniendo nerviosa, yo no era de esos pilotos que necesitan silencio, como Kimi, necesito continuas actializaciones de datos, o simples palabras de ánimo.
Como si me hubieran leído la mente, se abrió mi radio.
-Lo estás haciendo genial, Bambina.
No podía ser.
-¿Seb?
-Sí, soy yo.
-Ay, cielo...- se me quebró la voz.
-Concéntrate, bonita, estás haciendo un carrerón.
-Gracias, mi amor.
-Tengo que dejarte ya, la FIA me reclama, un beso, preciosa, te quiero- su voz sonaba dulce.
-Yo también te quiero, Seb, ¡y mucha suerte con los jefazos!
Aquello me había dado un chute de energías enorme, me sentía totalmente revitalizada, y para cuando me di cuenta, ya estaba peleando con Bottas por la primera posición.
Estábamos en las últimas vueltas de carrera, y el Mercedes restante y yo íbamos prácticamente emparejados; rueda con rueda, apurando las frenadas al máximo, y estirando todo lo posible el tiempo de DRS.
Fue una locura, lo disfruté muchísimo.
A escasos metros de meta, final de la última vuelta, Bottas y yo volábamos en paralelo y...
Foto finish.
25 puntos para Red Bull por mi parte.
-¡JODER SÍ! ¡SIIIIIIII!- grité por radio, escuchando las risas de mi ingeniero.
-¡Enhorabuena, niña, muy buena carrera!
-Mil gracias a todos Guillaume, hoy el coche ha ido espectacular.
-Tú sí que eres espectacular, Chloe- dijo mi ingeniero.
-Novoa, soy Horner, venía a preguntarte si quieres renovar contrato hasta fin de tu carrera deportiva- se rió mi jefe.
-Muchísimas gracias, Christian, y dáselas también a los chicos, ha sido un fin de semana brutal.
Aparqué mi monoplaza en el sitio reservado para el ganador de la carrera, justo entre el Mercedes y el Ferrari que habían terminado la carrera.
Salí del coche poniéndome de pie sobre él, para mí aquella carrera valía casi como un campeonato, era indescriptible...
Los ingenieros me aclamaban, los de mi equipo y los de los otros, levanté con fuerza mi puño derecho, mientras con la mano izquierda, sujetaba el volante también en alto.
De un salto bajé del coche, y justo cuando había dejado el volante sobre el morro, alguien me posó la mano en el hombro.
Era Bottas, un Valtteri Bottas cansado y sonriente.
Me quité el casco con velocidad y lo apoyé en el coche, para después tenderle la mano al de Mercedes, y darnos la enhorabuena por el increíble duelo que habíamos vivido en pista.
Al momento, Charles también llegó para felicitarnos, él había quedado tercero.
Tras una leve entrevista, me dirigí a la zona de pesaje, pero Laia me interrumpió a mitad de camino.
-Lo primero enhorabuena por la carrera.
-Gracias- Sonreí -¿Y lo segundo?-
-Tu radio con Vettel ha dado la vuelta al mundo.
-¿Qué?
-Sois trending topic- hizo una pausa -Mundial-
-¿Cómo?- yo estaba flipando.
-Vosotros veréis qué hacéis, Chloe, pero me he visto en la necesidad de contártelo.
-Ains, gracias Laia- suspiré.
La chica se fue, por eso me sorprendió escuchar otra voz.
-Ya sé lo que vamos a hacer.
Era Seb.
-Lo primero, preciosa, enhorabuena, vaya carrerón- dijo abrazándome.
-Danke, Seb.
Vi como él se sonrojaba, más mono...
Me dio la mano con fuerza y me hizo seguirlo, unos tres o cuatro metros, de nuevo a la zona donde estaban los coches, los medios y toda la gente.
-Me das miedo, cielo- me reí.
Al vernos, toda la prensa trató de abalanzarse sobre nosotros, aunque las vayas que rodeaban aquella zona contenían a los periodistas.
"¿Se confirma entonces vuestra relación?" "¿Son ciertos los rumores de boda?"
Y dale con la boda, qué pesadilla de gente...
"¿Cómo compagináis vuestra relación con el trabajo?" "¿Podemos decir que sois pareja oficial?"
Me abrumaba aquel gallinero de preguntas, que se había formado en un momento, pero Seb los hizo callar de golpe.
Se colocó en frente de mí, me miró a los ojos, y colocándome un mechón de pelo detrás de la oreja, me besó mientras posaba sus manos en mi cintura.
-Te quiero, Chloe- me susurró al separarnos, aunque con el silencio que se había creado en la zona baja del podio, seguro que pudo oírse hasta en boxes.