Capítulo 57

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-¡NICOLAS HULKENBERG!- grité desde el baño de la habitación.
Me había despertado en la cama de mi ex.
Desnuda.
Y sin acordarme de nada.
Eso sí, con un dolor de cabeza monumental.
Puta resaca, no volvía a beber (ya, claro).
Me daba hasta miedo mirarme al espejo; tenía los labios rojos e hinchados, y el cuello lleno de marcas y mordiscos.
-¿Qué te pasa?- preguntó él entrando al baño, todavía somnoliento.
-¿¡CÓMO QUE QUÉ ME PASA!? ¿¡TÚ ME HAS VISTO!?
El chico me miró de arriba a abajo y sonrió.
-Te veo tan guapa como siempre.
Aquel chico me ponía de los nervios.
-Nena- dijo pegándose a mi espalda, con esa voz ronca que me volvía loca -¿Tú me has visto?-
De hecho no lo había visto, no me había parado a mirarlo, estaba demasiado ocupada en mí misma.
Me giré, y vi su cuello y su pecho también llenos de mordiscos, además de la espalda totalmente plagada de arañazos.
-Ay joder...- suspiré.
No sé cómo, ni porqué, pero cantidades insospechadas de rabia me inundaron.
-¿Qué coño hemos hecho, Nico?
-Lo de siempre.
-Me cago en la puta.
Me iba a estallar la cabeza.
-Estaba borracha, Nico.
-Bueno... Sí...
-¿Y no se te ocurrió pensarlo anoche?
El enfado crecía en mí.
-Debería haberlo hecho, ¿verdad?
-Hubiera estado bien- dije, intentando contenerme.
-Lo siento.
-¿Lo sientes? ¿Eso es todo?
-¿Qué más quieres?
-¡Joder Nico!
-¿Qué?
-¡Te aprovechaste!
-¡No!
-¿Entonces?
-¡Fuiste tú!
-¿Cómo?
-¡Tú me besaste! ¡Tú empezaste el juego Chloe!
-No me jodas, ¿y tú no querías? ¿No podrías haberte negado?
-No- fue tajante.
-¿Cómo que no? ¿Por qué?
-Porque a ti no puedo decirte que no.
-¡Que te den Hulkenberg!
-Ahora no me digas que no te gustó.
-¿Y eso qué coño importa ahora?
-No me toques los huevos, Chloe.
-¿¡YO!? ¡ERES TÚ EL APROVECHADO!
-Por ahí sí que no paso, nena- su tono seguía siendo el de un tío al que nunca le han dicho que no.
-¿¡NO SE PUEDE TENER UNA CONVERSACIÓN SERIA CONTIGO!?
-¡NO SEAS PESADA CHLOE!
-¡CABRÓN!
-¡QUE FUISTE TÚ LA QUE VINISTE! ¡TÚ QUERÍAS!
-¡TE ODIO!- le grité, escupiendo las palabras.
Estaba de los nervios, cara a cara con el gilipollas este, que me miraba con la respiración agitada por la discusión.
Y joder, estábamos desnudos.
Era como si no pudiera evitarlo, algo me hacía necesitarlo cerca, pegado a mí.
Él me leyó la mente, porque una vez más, se lanzó hacia mí, atrapándome contra la pared.
Nuestras respiraciones se mezclaban, y habíamos empezado a besarnos con ansia cuando sonó mi móvil.
"I love it when you call me señorita
I wish I could pretend I didn't need ya
But every touch is ooh la la la
It's true, la la la
Ooh, I should be running
Ooh, you keep me coming for you"
Y me separé de Nico, era el tono de llamada predeterminado de Seb.
-Tengo que cogerlo- le dije a mi acompañante apartándome de él.
Hulk dejó que fuera hacia mi móvil.
No hablé mucho con Seb, lo justo para preguntarnos cómo estábamos.
¿Y cómo estaba yo?
Pues bien jodida.
Cuando colgué, miré a Nico y empecé a vestirme con prisa.
Él no se había molestado en vestirse; estaba apoyado en el marco de la puerta, clavándome sus ojos azules, y repasando las marcas de su pecho con los dedos.
Estaba yo saliendo ya por la puerta, cuando el chico me agarró por la muñeca, de un tirón me atrajo hacia él y me besó con fuerza.
-No te preocupes Chloe, no soy celoso- dijo riéndose cuando se separó de mí.
Y me fui.
Con mi cara de estúpida y mis marcas en el cuello.
Corría hacia mi habitación, rezando por no encontrarme a nadie.
Estaba abriendo ya mi puerta cuando la habitación de enfrente de mí se abrió, y justo después, la puerta de mi izquierda hizo lo mismo.
Dan, Max, Alex y yo nos mirábamos entre nosotros, todos en la misma situación, sin saber qué decir.
Dan y Max volvieron a entrar en la habitación del de Red Bull tras dar los buenos días, y Alex entró conmigo a la mía.
Estábamos flipando.
Me quedé mirando a mi amiga.
-¿Y tú de dónde sales?- le pregunté.
-¿Te acuerdas el tipo que nos cruzamos anoche?
-¿El maleducado?
-Sí.
-Pues me lo he tirado.
-¿Cómo?
-No me pongas esa cara, que tú también vas buena.
-He estado con Nico.
La chica suspiró.
-¿Y quién es?- le pregunté, refiriéndome al hombre con el que había pasado la noche.
-Kimi Raikkonen.
-¿¡QUÉ!?
-Vaya polvazo eh...- dijo ella, dejándose caer sobre mi cama.
Yo todavía no asumía los últimos dos minutos.
-¿Cómo se te ocurre, Alex?
-Pues estábamos discutiendo, íbamos borrachos los dos, y joder... Es tan sexy...
-¿Sexy?
-Ahá
-¿Hablamos del mismo Raikkonen?
-Supongo.
-Dios mío, Al.
Me senté en la cama al lado de mi amiga.
-¿Qué tal con el alemán?
Suspiré.
-¿Eso es que bien?
Gruñí.
-¡Ay chica! ¡Dime algo!
-No ha perdido la práctica.
Y era cierto, siempre se nos dio bien el sexo, nos compenetrábamos.
-No sé qué coño hago con mi vida, Al.
-No te me vayas a poner dramática ahora- me sonrió.
Yo en el fondo sabía que a Alex le había dolido encontrarse a Max y Dan, pero se sentía bien porque la hubieran visto, tal vez fuerte, no estoy del todo segura.
Lo peor fue cuando llegamos al circuito, habiendo tapado como podíamos todos los mordiscos y arañazos; yo por mi parte, descubrí que el señor Nico Hulkenberg no se había molestado en esconder nada, su polo de Renault dejaba ver todo su cuello, y parte de su pecho, aún con mis marcas, a la prensa le estaba pareciendo un tema importantísimo. Aunque tal vez fue peor lo de Alex, que se acercó a saludar a Kimi al box de Alfa Romeo, y este pasó de ella como de la mierda.
A la chica le dolió, se lo vi en la mirada cuando volvió.
-Al, estamos bien jodidas.

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