Capítulo 44

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Seb y yo nos miramos.
—Mierda— susurré.
—No te preocupes— suspiró Seb.
Volvieron a insistir en la puerta.
—¡UN MOMENTO!— gritó Seb para que nos diera tiempo a vestirnos.
—Póntela— dijo el chico, pasándome la chaqueta de Leclerc —A ver si hay suerte—
Una vez estuvimos vestidos, Seb abrió la puerta, con tan mala suerte de que Binotto entró sin pensar. Yo fui a deslizarme corriendo por la puerta, cuando una voz me interrumpió.
—Novoa— llamó el jefe de Ferrari.
Él evidentemente me conocía, y sabía que yo no era su piloto, ni su ingeniera, ni su mecánica, ni nada.
—¿Sí?— me giré con miedo.
—Te queda mejor el rojo— dijo Binotto.
—Eso mismo le he dicho yo— intervino Seb.
—Cállate Vettel— dijo Mattia.
—Lo siento, señor.
Sonreí al jefe de Seb y tras darle las gracias me fui velozmente del motorhome de Ferrari.
Todavía con el susto en el cuerpo, me quité la chaqueta roja y me dirigí al garaje de Leclerc para devolvérsela. El chico no estaba allí, así que se la dejé a su ingeniero. Me extrañó, pero tal vez Charles hubiera quedado con alguien, últimamente estaba muy distraído.
Distraída iba yo, que di un bote cuando una mano se posó en mi hombro, era Hulk.
—Perdona, ¿cómo dijiste que te llamabas?— me preguntó sonriendo.
Y no pude más.
—Ya vale, Schatz— susurré.
Él se sorprendió, hacía mucho que no oía esa palabra de mis labios.
—¿Qué pasa Chloe?
—Ya vale de fingir que no nos conocemos.
Hulk me miró a los ojos y torció el gesto.
—Pensaba que eso era lo que querías— dijo.
—Pues a lo mejor estaba equivocada.
—No te entiendo Chloe.
—Soy incapaz de fingir que no te conozco, soy incapaz de empezar de cero— dubité —Nico—
Él suspiró y me dio la mano.
—¿Te acompaño al hotel y lo hablamos?— preguntó.
Y yo, creyéndome muy fuerte, asentí.
—Cuéntame, ¿qué pasa por esa cabecita tuya?— me sonrió con toda la ternura del mundo.
—Te echo de menos... Nico
—Te hice mucho daño, Chloe.
Suspiré —Lo sé —
—¿Qué quieres entonces?— susurró él.
—No lo sé— Una lágrima se deslizó por mi mejilla.
—Por favor Chloe, no llores— susurró.
El chico me abrazó, y me acarició el pelo.
—Estoy confusa, Schatz.
—Echaba de menos que me llamaras así— suspiró —Pero no me lo merezco—
—Fuiste un cabrón— dije.
—Lo sé, y no me gustaría hacerte daño otra vez...
—¿Volverías a hacerlo?
—¿El qué?
—Joder Nico, ponerme los cuernos.
—No quería oírlo— dijo él mirando al suelo.
—Es lo que pasó, Hulk.
—Lo siento mucho, Chloe.
—Nunca me habías pedido perdón por ello...
Él me sonrió —Me estaré tragando mi ego—
—Pues cuida no te ahogues— me reí con ganas.
—Qué guapa estás cuando te ríes.
Ambos nos quedamos mirándonos a los ojos, y se hizo el silencio, sin darnos cuenta habíamos llegado a mi hotel, se había hecho tarde.
Hulk insistió en acompañarme a mi habitación.
—No puedes quedarte, Nico, de verdad— una lágrima se me escapó deslizándose por mi mejilla.
Al chico se le borró la sonrisa de la cara.
—Lo entiendo Chloe— suspiró —Buenas noches— dijo besando mi frente.
Cerré la puerta y apoyé mi espalda en ella, me dolía el pecho, y apenas podía respirar, me reí de mí misma, porque aquella vez no era un ataque de asma.
Estaba jodidamente confusa, era una estúpida, una imbécil ¿Qué coño hacía yo pensando en Nico? Ese gilipollas me había hecho daño, más que nadie jamás, y yo seguía enganchada a él... Y luego tenía yo valor de echarle en cara a Dan su adicción...
Las lágrimas me salían solas, me sentía un asco de persona, con lo que me cuidaba Seb, con lo que me quería...
Y una vez más, como ya era costumbre, no pensé, no me planteé otra opción.
Salí corriendo de la habitación, y bajé las escaleras con velocidad.
—¡SCHATZ!— grité.
El chico se giró desde el umbral de la puerta de entrada del hotel, con cara de sorpresa.
—Quédate— dije.
—¿Cómo?— Hulk sonreía de lado.
—Quédate a dormir conmigo.
—Dilo otra vez— sonrió.
—¿El qué?— alcé una ceja.
—Eso que llevabas tanto sin decir.
Aquel chico me hizo sonreír como una idiota —Schatz— susurré.
Hulk me abrazó —No lo has olvidado—
Estuve por decirle que a él tampoco lo había olvidado, pero por una única vez, pensé antes de hablar, ya había dicho suficientes cosas por un día.
Me puse a recordar en la época que pasé con Hulk, y en cómo había empezado a llamarlo "Schatz", Nico me había dicho que significaba "cariño" en alemán, me pareció tan bonito que me pasé tres años llamándolo así. Joder, tres años de relación era mucho tiempo, y muchas cosas para el recuerdo...
No podía pretender olvidar todo eso en un abrir y cerrar de ojos, pero Seb...
Agité la cabeza para dejar de pensar por un momento, y gracias al cielo, volví a mi realidad; no era momento de torturarme la mente, bastante mierda me sentía ya.
Llegamos a la habitación, y Hulk se metió conmigo en la cama.
Yo llevaba el pijama, él estaba medio desnudo, pero no me importó, yo no necesitaba sexo en aquel momento, necesitaba amor.

[Fórmula 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora