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La habitación del castigo es en realidad el sótano de la casa. La puerta que te lleva hasta ella queda a dos metros de la cocina, tiene una cerradura que solo la pueden abrir tres personas, Kevin, Ashton y El Jefe. Una vez que cruzas por esa entrada tienes un largo pasillo de paredes color hueso, una puerta azul zafiro metálica y llegas a tu destino.

Lo primero que se ve es la oscuridad. No hay luz en la habitación del castigo aparte de la que viene del pasillo. Lo siguiente que se percibe es el olor; a polvo, a madera y a sucio. Es un olor nauseabundo. Las paredes y el techo son del mismo color que el pasillo, solamente que aquí la pintura se esta terminando de pelar y el suelo esta cubierto de ella. El único mueble que hay es una cama de madera, de caoba que ha perdido su brillo, con dos sabanas blancas sin lavar desde hace mucho. La puerta tiene picaporte solamente de la parte de afuera, esta cerrada con llave y esta prohibido acercarse a ella.

Cuando llega el horario de la comida se te ordena que te coloques al lado de la pared mientras ellos ponen la bandeja. Tienes que esperar hasta que ellos cierren con llave porque si no te van a disparar en la frente. No puedes hablar con los guardias, no puedes mirarlos y se te recomienda que es mejor si les das la espalda para no incomodar.

Es más grande que la habitación donde duermo con las chicas, la cama es más incomoda incluso y hace mucho frio por las noches.

Conozco bien este lugar. Desde la primera noche que me toco trabajar. Creo ser la única chica que esta tan familiarizada con este lugar de la manera en la que me siento cuando entro aquí. Las noches al principio me daban mucho miedo. Antes, cuando todavía no entendía mi situación, solía pedir que me dejaran salir pero ahora no me molesta. El olor de la cama ya no es molesto por que se me hizo una costumbre pero todavía prefiero sentarme en el suelo, ya que se que los guardias suelen utilizarlo para traer a las chicas aquí.

-Hora de la comida. -anuncia uno de los guardias en voz alta, tocando la puerta con los nudillos.

Suspiro. Apoyo las manos en la pared y me impulso hacia arriba para levantarme. Se me han dormido las piernas al estar sentada tanto tiempo en la misma posición. Camino hasta la punta de la habitación, me doy la vuelta y espero hasta que cierren la puerta otra vez. ¿Cual es el objetivo de pedirme que no los vea si ya se quienes son? Ni siquiera puedo verlos... esta oscuro. E incluso no entiendo porque tengo que alejarme de la puerta si se que es estúpido intentarlo. ¿Por que? ¿Es que se sienten inseguros?

Me giro y me acerco a la bandeja con comida para ver que me trajeron esta vez, alcanzando a ver un poco con la pequeña línea de luz que se escapa por los bordes de la puerta. Como suponía, es mucho peor que esta mañana. Me doy la vuelta y regreso a mi lugar.

-El Jefe dio la orden de que te quedes aquí hasta la semana que viene hasta que tome la decisión de si te perdona o te trasladan a otro sitio.

-La cague.

Apoyo el codo encima de la rodilla, apoyo mi frente en el antebrazo y me acaricio los mechón de cabello con la punta de mis dedos. Esto ha sido lo peor que hice desde que llegue. Hasta ahora nunca fui amenazada con ser enviada a otro sitio.

Debería haberle dicho de Loncaster.

Intento convencerme de haber hecho lo correcto... pero, aquí, soy yo la única que ha perdido el juego.








A la mañana siguiente un guardia me despierta.

-¡Hora de la comida!

Mis ojos se terminan de abrir apenas escucho que la puerta se va abrir. Salgo disparada a la otra punta de la habitación, me doy la vuelta y espero hasta que el se va. Echo un vistazo sobre mi hombro. Hasta ahora ningún guardia ha intentado entrar para hacerme "compañía". Eso dice mucho de mi situación.

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora