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El corazón me late muy rápido. Una vez que el ascensor llega a la planta baja y las puertas se abren, salgo corriendo. El cuerpo sin vida de una mujer obstaculiza mi camino, la rodeo sin darle muchas vueltas y piso la alfombra persa manchada de su sangre. Corro hacia la salón y me detengo al ver el desastre, la sangre y cuerpo y cuerpos desparramados por todos lados. Cierro los ojos y respiro hondo, me calmo como puedo y cruzo el salón hasta llegar a la habitación que comparto con todas las chicas.

Un cuerpo salta sobre mi apenas abro la puerta y lo único que logro visualizar es una mancha rubia. Pone sus manos en mis hombros, me mira y veo los ojos de Misty helados como dos piedras preciosas. Detrás de ella, Penélope me empuja y me empieza a pegar en la cabeza. Es lo que hace cuando esta asustada. Se pone más agresiva de lo normal. Ella rompe en llantos de un momento para a otro y me pregunta a gritos porque fui detrás de Suzanne. ¿Por que no la deje morir si fue detrás del Jefe?

Mi corazón lentamente va recuperando su ritmo normal y empiezo a respirar como es habitual en un día tranquilo. No puedo creer lo que hice. No puedo entender que mierda hice.

¡Mierda!






En la casa no había lugar para preocupaciones como la salud mental y la muerte de nadie. Una hora más tarde de que todos los clientes sobrevivientes se hubieran marchado, empezamos a limpiar. Kevin y Ashton se ocuparon de los cadaveres y nosotras fuimos retirando lo que ya no servía. Seguro iban a tener que comprar otros muebles otra vez, era perdida absoluta lo que quedaba, y volver a empezar de nuevo. Ashton, con su impecable apariencia, fue escribiendo en una lista las cosas que había que reponer. Él nos puso en fila y empezó a pasar lista para ver si debía reponer a alguna chica perdida y nos dijo que deberíamos hacernos cargo de dos perdidas hasta que buscara a las reemplazo. Solamente dejo sus actividades una vez que el doctor del Jefe llego y le dejo su trabajo a Kevin para que él se ocupara.

Entre cuatro chicas, fuimos retirando la alfombra y la pusimos en un rincón. Empujamos los sillones hasta el mismo lugar y juntamos todos los pedazos de vidrio que quedaba. Limpiamos la sangre de las paredes, del suelo y después nos dividimos en grupo de cinco para limpiar cada habitación. Lamentablemente a mi me toca trabajar con cuatro de las mejores amigas de Suzanne. Muchos de los clientes estaban en la cama en el momento que sucedió el ataque. Muchos estaban dormidos en el momento de su muerte, otros intentaron arrastrarse para huir y quedaron en el suelo. Algunos estaban desnudos y otros a medio vestir.

Echo un vistazo a una de las amigas de Suzanne y la miro sacar la argolla del cadáver de un tipo y ponérselo en su dedo. Le saca la billetera del bolsillo, la abre y nos muestra la imagen de dos niños regordetes. Antes me dejaba perpleja saber que venían hombres con familia a este lugar pero después de atender a unos cuantos me di cuenta que la fidelidad no era importante.

-Deja eso en su lugar. No te burles de los muertos.

-¿Por que? Él no puede quejarse.

-¿Te gustaría que te hicieran estas cosas cuando mueras?

Paso de largo, sin darle atención a las chicas, y pongo el balde con agua al lado de la cama. Hicieron un verdadero desastre.

Apunte a dos chicas para que me ayudaran a sacarlo de la habitación y lo dejamos afuera, retiramos las sabanas hasta dejar solamente el colchón y pusimos todo afuera. El olor a muerte no se iria hasta mucho tiempo.

-Fresa, escuche que salvaste al Jefe de nuevo. Ha de estar buenisímo ser asi de inteligente, la verdad -No contesto. -¿Eso te lo enseñaron en tu colegio privado? Seguro debes creer que te va dar un trato especial ahora que lo volviste a ayudar.

Me mira con una expresión inocente. Frunzo el ceño.

-No te hagas la inocente. ¿Por que si no una chica engreída como tu le haría un favor a alguien? Ustedes, los millonarios, siempre piensan en si mismos.

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora