EPILOGO

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No fue difícil encontrarlo.

-Leo, pasa a la oficina de Kim. -dice la recepcionista pelirroja saliendo detrás del escritorio.

-Si, ahora voy -dugo empujando el carrito.

-Oh, y te pido disculpas por pedirte esto. Sé que tenías que irte antes... Creo que Kim se peleó con su esposa y volvió a dormir afuera. Ya sabes como se pone cuando come comida de la calle...

Sonrío de lado, sin detenerme y hago un gesto con la cabeza.

-¡Evita la oficina del Jefe! ¡Esta de mal humor, su hijo volvio a reprobar!

No respondo. Me empieza a preocupar lo mal que le va en la escuela. Todo lo que escucho de él es que es un pesimo alumno y que vive en la oficina. ¿Es que no has podido hacer nada bien, John? Dios, si es un desastre como padre.

Avanzo a la oficina de Kim y cuando llego dejo el carrito de limpieza al lado de su escritorio. Uf... es mucho vomito. Misty se ha vuelto a pasar. Bueno es lo que queda. Tiro el trapeador sobre la mancha rubia y después lo meto en el balde con agua negra. Me tomo los treinta minutos y después de terminar salgo al ascensor. Pongo mi tarjeta sobre el lector.

Buena seguridad... has invertido bien.

-Leo, escuché que Kim se volvio a vomitar en la oficina ¿Es verdad?

El seguridad se levanta apenas me ve.

-Escuche que se esta cagando en la recepción...

Rodea la mesa y me mira con una sonrisa grande.

-Ve... limpio la oficina y cierro.

-El Jefe está en su oficina...

-¡Ve! Yo te cubro.

Lo piensa un rato y después sale corriendo. Con los ojos reviso las oficinas, todas vacias, y cuando llego al final tocó antes de entrar. Su oficina es ridículamente grande. No entiendo porque siempre quiso presumir que era rico. Es tan estúpido.

-Estoy ocupado -dice con la vista puesta en sus papeles -has tu trabajo en silencio y vete.

No haré ruido.

Me doy vuelta y le pongo la traba. Dejo el carrito al lado. No tengo la menor idea de cuántas veces soñe con este momento. A él sentado en esa silla y su cara cuando me viera.

-Hola, Papi.

Hola, papi... Volvió tu hija predilecta.

Se detiene y veo como su cuerpo se pone rigido.

Es como si el tiempo no hubiera pasado. Levanta la vista despacio, dejando los papeles en el escritorio. Cuando nuestros ojos se encuentran, su cara se vuelve blanco como una hoja y yo, sonrio. Párpado rápidamente y le saludo con la mano.

-Rose -se pone de pie -Hija...

Paso la lengua por mi labio superior y miro a mi alrededor. Camino hasta su escritorio con paso rápido y clavo las manos sobre sus papeles, sin dejar de tener una puta sonrisa en la cara.

-Veo que con el sudor de mi cuerpo creaste un imperio -susurro -felicidades, papi. Estoy muy orgullosa de ti.

Giro mi cuello de un lado al otro y paso mi lengua por mi labio una y otra vez.

-¿Como lograste entrar?

-¿Como logre entrar? -Levanto una ceja -Gracias a ti fue facil.

-¿Gracias a mi?

Asiento.

-Gracias a lo que me obligaste a aprender se como usar mi cuerpo para lograr lo que quiero, papi... A diferencia de tu hijo, soy una chica muy inteligente. Aprendo rápido.

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora