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Al día siguiente la remodelación empieza temprano, así que tenemos que trasladarnos a la habitación contigua. Jen me da vía libre para hacerle lo que desee con la remodelación de nuestro nidito de amor y yo le pregunto, sin poder creer nada, si puedo hacer lo que sea.

-Prefiero que lo hagamos juntos. -digo, sin embargo -No es gracioso si hago todo yo sola.

-No, yo soy un hombre de verdad. No me va esa mierda.

Ruedo los ojos. Se la deje servida. Es mi culpa.

-No me refería a eso...

De solo imaginarlo aquí, después de construir todo esto para mí, una vez que me haya ido, me hace feliz. Sera doloroso.

-Fue tu idea. -se encoge un hombro, indiferente.

- ¿Estás tratando de cogerme?

-No, todavía no.

Se vuelve a mí y sonríe de lado.

- ¿O es que me quieres?

Estiro mis brazos por encima de mi cabeza y bostezo. Mi cuerpo huele a Jen. Trato de no recordar lo que paso anoche pero mi cuerpo ya no va por la misma dirección que mi mente y, aunque no lo desee, reacciona, me excito, y mi cuerpo se va encendiendo lentamente como un volcán que va entrando en erupción. Me siento sofocada. lo que mi cuerpo siente por Jen es demasiado intenso para que pueda ser verdad. Una vez más me hago esa inevitable pregunta, ¿Por que debía ser él?

Lo hicimos varias veces anoche. Fue como si estuviéramos intentando recuperar el tiempo perdido.

Doblo la pierna y pongo el brazo sobre el muslo, apoyándome en el respaldo de la cama.

-No, estoy cansada.

Cierro los ojos y me deslizo debajo de las sabanas.

No me gusta coger contigo, Jen.

-Bueno, cariño, me voy a trabajar. Necesito arreglar esa mierda. Vuelvo tarde, no me esperes.

-Yo no espero a nadie, cariño.

Esas palabras cariñosas no son sinceras. Él no es cariñoso.

-Lo sé. Si fueras una arrastrada no estarías aquí.

-Ya vete, Jen, o voy a vomitar con tus palabras de amor.

Lo escucho reírse. IDIOTA.

No importa. Necesito que pierda tiempo, por qué si pierde tiempo, más tardará la mierda que construí. Necesito que, lentamente, su mundo se vuelva un infierno.

Adoro verte sufrir. Amo la forma en la que te retuerces. Quiero quitarte todo lo que tengas hasta que no pueda más y te arrodilles.

-Te puedes ir ahora, pero, debes regresar a las cinco. No me gusta esta habitación y quiero que esta remodelación sea cosa de los dos. Si no va a parecer que soy la única que quiere esto.

Oigo como suspira.

-Fresa, tengo muchas cosas que hacer -dice -No puedo hacerlo.

Dejo mi cara al descubierto y me siento.

-Basta de poner excusas, Jen.

-No son excusas...

-Estás haciendo esto por miedo. ¡Déjate de tonterías! Vamos, no seas un corbarde. Si quieres que esto funcione, entonces, empieza a dejar de poner excusas y toma coraje.

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora