Poco a poco voy recuperando mis sentidos. Mi corazón late lento pero bastante rudo, trato de controlar mi respiración acelerada pero apenas puedo evitar que mis dedos no tiemblen. El Jefe gira la cabeza y nuestros ojos se encuentran unos segundos antes de que vuelva la vista a su víctima, Jay Loncaster. No puedo moverme, quiero pero mi cuerpo no me obedece. Tengo que salir corriendo de aquí pero mis pies parecen pegados al suelo. El Jefe aprieta con más rudeza mi muñeca y noto que mi brazo se queda firme.
–No sé de qué habla. –responde, con la vista clavada en el arma.
– ¿Insistes en tratarme de estúpido? –se ríe sin gracia. – ¿Crees que puedes venir a insultarme en mi casa?
El Jefe suena bastante tranquilo pero la manera en la que me sujeta de la muñeca y la forma en la que brillan los ojos parece peligroso. Tiro de mi brazo pero su agarre es firme y no logro nada. Ese detalle no pasa desapercibido para Jay Loncaster, que se queda mirándonos.
–Lleven a ese mocoso a mi oficina. –ordena con frialdad, aflojando su agarre de mi muñeca, dándose vuelta y enfrentándose a mí. –Y tú vienes conmigo.
Me estremezco. Me atraparon finalmente.
–No.
Intento resistirme pero tira de mi brazo con fuerza y me arrastra por el salón hasta la habitación. Cuando abre la puerta, se me altera la respiración y trato de evitar entrar agarrándome del marco de la puerta pero empuja cada uno de mis dedos y me tira adentro como si fuera basura, cerrando la puerta en mi cara. Pongo las manos en el pomo de la puerta para tratar de abrir y forcejeo contra él, mientras coloca la llave en la cerradura.
No puede ser...
Camino hasta la cama con paso triste y me siento. Me paso la mano por la frente y miro al techo. ¿Desde cuándo lo sabe? O ¿Cuánto sabe? No puedo creerlo. Me siento como una tonta por no haberme dado cuenta. Seguramente ya sabe también que es un policía. Debería haber seguido los consejos de Misty y contarle toda la verdad al Jefe en lugar de haberme dejado guiar por las palabras de Penélope. Ahora estoy metida en un serio problema por culpa de mi silencio.
Y encima Jay Loncaster provoco deliberadamente al Jefe.
Muy despacio, las lágrimas empiezan a rodarme por los lados de la cara y me cubro con las manos para callar el llanto. Por mi irresponsabilidad nos metí en estos problemas. El Jefe me advirtió lo que iba a pasarme si volvía a cometer otro error, y ya cometí muchos, pero seguí jugando con fuego sin que me importara quemarme. No medí las consecuencias. ¿Por qué no puedo detenerme? ¿Por qué sigo provocando al peligro? Sé bien que pasa cuando haces cosas malas... hay castigos.
La música de afuera me distrae momentáneamente de mis pensamientos. El Jefe vuelve a entrar en la habitación. Me levanto de la cama al mismo tiempo que el empieza a avanzar hacia mí. Menos de un metro, el levanta el brazo, me toma por el cuello y me estampa contra la pared.
-¿PORQUE NO ME DIJISTE QUE SE ESTABA OBSESIONANDO? –grita
-¡NO SE DE QUE HABLA!
–¿PORQUE NO ME DIJISTE QUE SE ESTABA OBSESIONANDO? –pregunta, colocando su boca al lado de mi cara. -¡SIEMPRE SUPISTE QUIEN ERA ÉL!
No puedo mirarlo. Por eso miro a otro lado.
– ¡NO SE DE QUE HABLA!
El Jefe me tira en la cama.
–Te dije que te iba a matar si te mandabas otra cagada, Fresa.
– ¡Máteme entonces! –le grito apoyándome en mi codo – ¿Que espera? ¡Máteme!
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MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya
Romanzi rosa / ChickLitÉl la desea como nunca le paso con nadie... Ella sólo quiere usarlo para escapar... ESTA HISTORIA FUE ESCRITA EN EL AÑO 2019 Y EDITADA EN EL AÑO 2021 Y PRINCIPIOS DEL 2022. ESTA PROHIBIDO CUALQUIER COPIA PARCIAL O TOTAL DE ESTA NOVELA. NO QUIERO NIN...