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Su mano me agarra del brazo, por encima del codo, y me arrastra pegada a su cuerpo. Pasamos por al lado de las habitaciones de las chicas, los baños, rodeamos la pisicina y luego cruzamos esa gran puerta de metal color negro. Los guardias se abren paso para dejar pasar al Jefe y se quedan custodiando para que nadie nos interrumpa.

Mis rodillas caen sobre el cesped humedo y mi mano se apoya sobre la tierra mojada...

-¿Que hacias con Jay Loncaster a solas? 

Levanto la vista. La cabeza me da vueltas. ¿Ahora como voy a mirar a Penelope a los ojos? Sé que entre ellos hay algo especial. ¡Que le voy a decir si me preguta que paso con Jay! Jen se sienta sobre sus talones y pone su dedo debajo de mi barbillla. Sus ojos negros brillan de una manera peligrosa ¿odio? ¿traición?  Oh, él también no... por favor, dejenme en paz. ¿No te das cuenta que ahora no puedo?

-Explicame porque no puedes hacer caso a una sola cosa que se te dice ¡siempre estas metida en un lio distinto! 

-¡No me grites! -atino a decir -¡Ya tengo suficiente! 

-¡Yo también tengo suificiente! 

Le pego en los brazos para que me suelte.

-¡Acabas de matar otra persona, Fresa! 

Otra persona...

Las palabras hacen eco y empiezo a recordar aquellos rostros...

-¡Jay Loncaster es policia, Fresa! -me grita sacudiendome de los brazos -¿Te das cuenta lo que va a pasar ahora? Va a ver una investigación, harán preguntas y voy a tener que pedir más dinero para los sobornos ¡Y por ti ni siquiera puedo pedirle dinero personal a mis amigos porque ya has ocasionado demasiados problemas que ya no confian en mi!

Tiro de mis brazos hacia abajo y me cubro las orejas.

Deseaba tanto escuchar que él dijera que por mi culpa tenia muchos problemas pero ahora no me causa niguna satisfacción. Queria hacerlo pagar por todo lo que me hizo. Hacerlo llorar. Pero ahora me siento completamente vacia y ese sentimiento de ausencia total de cualquier sentimiento...

-Solucionalo ¡dijiste que harias lo que sea por mi! -consigo decir, sin aliento -¡Prometiste que harias pagar con sangre a cualquiera que se atreviera a hacerme daño! 

Mi voz se vuelve fragil.

-¿Acaso mentias cuando lo dijiste?

¿Por que no siento nada? 

-Dijiste que nunca permitiras que nadie me hiciera daño, Jen. ¿Por que no me protegiste de ese tipo? ¡Se supone que tu eres mi compañero pero me has dejado sola! 

Colegas, aliados, pareja... sea lo que sea que somos no me importa, solamente quiero que lo soluciones. ¡Ya!

-Fresa, nunca te menti.

-Entonces quiero que hagas algo ¡Deja de mirarme y decir mi nombre! ¡Arreglalo, Jen!

Mis rodillas caen contra el cesped húmedo y mis uñas arañan la tierra mojada.

Sus manos se ponen debajo de mi barbilla y alza mi mirada hacía él.

-Me prometiste que harías lo que fuera por mi... quiero que Penélope nunca se enteré de lo que hice está noche.

El negro de sus ojos reflejan mi rostro y no puedo reconocer a esa persona que me mira. ¿Por qué en lo único que pienso es en no quedar mal ante Penélope? ¿Porque no me importa mi crimen? Todo lo que más temo en este preciso momento es lo que pueda llegar a pasar si Penélope se entera que lo asesine, si es que está muerto, y en como la afectará. Sus perdidas han sido demasiadas. Ha sufrido mucho. ¿Es por eso?

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora