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En el salón solo quedan Suzanne y Kevin cuando las puertas de la casa se cierran. Algunas de las chicas se quitan sus pelucas de camino a la habitación, mientras que otras se turnan en el baño para mirarse en el espejo y sacarse el maquillaje.

-¡Muévanse! -Penélope saca a empujones a las chicas de su camino y entra en las duchas, seguida por Misty y por mi. Misty se queda a cuidarnos mientras terminamos de sacarnos los desechos y una vez que termino se apresura a meterse bajo el agua caliente.

Penélope, que sigue de mal humor, me hace un lugar en el espejo para que me pueda quitar el resto de maquillaje que quedo en mi, y que la ducha no logro borrar. Estoy segura que comportándose de esta manera lo único que va a lograr es que nos dejen encerradas o se pelee con alguna. Si lo hace espero que no sea con alguna del sequito de Suzanne, ella es muy protectora con sus amiguitas y se venga en nombre de la afectada.

-Penélope -le dice Red Velvet, ofendida por los empujones -¡Deja de comportarte como una perra!

-¿Qué me dijiste? -exclama ella, enardecida.

-¡Lo que escuchaste! -responde apretando los dientes.

Le agarro del brazo antes de que de un paso y la tiro hacia mi, alejándola de los problemas. Ella es una de las favoritas del Jefe. Si la toca seguramente va a ocasionarse mucho más problemas que haberse metido con las amigas de Suzanne. Penélope intenta sacudirse para sacar mi mano de su brazo pero enseguida llega Misty y la toma del otro brazo. Es como un niña rebelde. Siempre esta de mal humor y se toma todo a pecho, como si las personas hicieran estupideces apropósito.

Las dos la llevamos a la habitación, cada una agarrándole un brazo de cada lado, y la sentamos en la cama. Meterse con una chica de pulsera dorada nos haría tener a los guardias encima por mucho tiempo. O peor… podríamos terminar en la habitación del castigo.

-Duerme -le ordena Misty, tirándole a la cara una remera rosa que encontró en su cajonera.

Nos lanza una miradita filosa.

-No me mires así, Penélope. -Misty empuja un dedo contra su frente -Recuerda que soy mayor que tu. Es una falta de respeto que me trates como si fuéramos iguales.

Suelto una risita. Misty es mucho más tranquila que Penélope, en realidad ambas lo somos, aún así disfruta de sacarle de quicio.

-Ay muéranse las dos. -dice, acostándose de espaldas.

Luego de dos semanas desde el ataque, los nuevos muebles llegan en dos camiones grandes de mudanza. Son los mismos que perdieron. Solo hay que ponerlos en el mismo lugar de antes y todo va a volver a ser como antes.

Kevin todavía trata de recuperar la confianza que El Jefe en el. Él nos obliga a levantarnos temprano para que limpiemos el resto de la casa y ordenemos todo como antes.

-Quiero qué me hagas un café, Misty. -ordena, deteniéndose delante de ella. Últimamente parece fuera de control. Siempre está gritando y creo que es porque intenta hacerse el que está al mando delante de sus amigos.

-Misty tiene que limpiar la habitación del Jefe, Kevin. -le interrumpe una vos detrás de mí.

Kevin y yo lo miramos. Es uno de los nuevos guardias y no recuerdo su nombre. Es un hombre mucho más alto que Kevin y mucho mayor, aunque dudo llegue todavía a los cuarenta y cinco.

Sus ojos se enfocan en mí cara y una sutil sonrisa tironea de su boca.

Levanto una ceja.

-Fresa, sube y arregla la habitación del Jefe. -Le miro, levantando ambas cejas, como si se hubiera vuelto loco. -Misty me hará el café.

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora