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Me levanto tambaleándome de la cama y mis ojos viajan a la puerta, calculando la mejor manera de escapar.

-Les pregunté a todos por una mujer llamada Fresa. -susurra -Una mujer de cabello negro como la noche, pequeña y con dedos largos, de largas pestañas y unos labios carnosos...

Él pone sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de lino, estirando su piernas con pequeñas pataditas.

-Y me dijeron que eras tú.

Suspiro. Mierda, mierda... ¿Ahora que hago? Estoy muerta. Él es familiar del viejo Loncaster. No es una coincidencia que sus apellidos sean parecidos, eso es obvio. ¿Su hermano? No, es demasiado joven, no a menos que sus padres los hayan tenido siendo de una edad demasiado madurita. No. Debe ser un sobrino o su hijo.

Loncaster nunca me habló de un hijo. Él dijo que tenía solamente una hija... debe ser su sobrino. ¡No puede ser!

Es muy joven. Y demasiado apuesto. Alto, con brazos musculosos como un roble, con una apariencia tan sensual como para matar. Es la versión joven del viejo Loncaster. Apenas si puedo mirarle a los ojos, me pone incomoda. Parpadeo e inclino la cabeza, avergonzada.

-Tienes unos ojos más bonitos de los que describió mi papá.

Su voz es cálida y parece tranquilo, pero sus ojos me dicen otra cosa. Me odia. Está mirando a la asesina de su padre, no lo culpo.

En toda mi vida jamás me he sentido tan aterrada y avergonzada a la vez. ¿Que pasara ahora? ¿Por que él esta aquí?

-Eres más hermosa de lo que mi papá dijo.

Suspiro. Tranquila, Venecia.

Ladea la cabeza y me mira con mucha atención.

-¿No vas a responder?

-Pe... perdón -balbuceo -Creo que se equivoca de persona...

Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera pensarlo.

Claramente el sabe quien soy, su padre le hablo de mi, sabe que fui su amante. ¿Por qué le hablo de mi? No, es obvio que no estaba bien. Ojala o hubíera visto antes. ¿Como no me di cuenta de su interés anormal?

-¿Te parece que me equivoque?

Paso la punta de mi lengua por mi labio inferior, que de golpe se siente demasiado seco.

-¿Acaso, no eres Fresa?

-Si, si lo soy. -no puedo mentirle. Puede salir, preguntarle a alguien y saber la verdad fácilmente.

Estoy atemorizada por lo que pueda pasar si llegara a decir las palabras incorrectas. Loncaster le hablo de mi. Pero, ¿Que le dijo de mi exactamente? La idea de que le haya podido contar a alguien más de mi situación me hace sentir más intranquila. No quiero más muertes. Tampoco quiero regresar a la habitación del castigo. En lo más profundo de mi corazón se que no saldré con vida si vuelvo a ingresar a ese lugar.

Los sonidos de la música me distraen momentáneamente de mis pensamientos y cuando al fin me concentro otra vez tomo una decisión.

Tiene que irse de aquí. Si El Jefe descubre que son familia seguro creera que el también sabe y lo va a matar.

-Pero no significa nada. Esto no es un club común, señor Loncaster. Cada fin de semana me encuentro con distintos sujetos por noche... me acuesto con ellos, si así prefiere que le diga. No recuerdo la mayoría de los hombres con los que mantuve relaciones. -explico, con la mirada en el suelo, jugando con mis dedos -Usted me dice que su padre le hablo de mi... ¿y que?

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora