COMIENZO A TENER MIEDO:1

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Me tiro como si fuera basura dentro de una habitación oscura de paredes rojas y cerro la puerta detrás mío. Yo había caído de rodillas en el suelo y mis manos apenas pudieron sostenerme.

-Acá la traje, Señor -dice detrás de mí -Me costó pero traje a la perra está.

Me levanto temblorosa del suelo y ajusto las correas de mi mochila sobre mi hombro.

Es una oficina. No es tan grande como la que papá tiene en casa pero se ve bien. No tiene ventanas. Sus paredes son de color bordo oscuro, la alfombra es de color negro, los muebles son de madera de caoba. En su escritorio tiene una computadora de última generación, tiene una fila de papeles acomodados prolijamente a un costado, una lámpara metálica y un teléfono de cubierta dorada.

Huele a perfume barato, de esos que mí madre dice que son de zorra. Es pequeño pero se acomoda todo perfectamente.

-¿Te costó trabajo traerla? -pregunta un hombre sentado detrás de un escritorio de madera brillante y de aspecto costoso -Pesas el triple.

Se trata de un hombre joven vestido de traje negro. Tiene el cabello oscuro. Es guapo, quizás demasiado. Usa un chaleco negro con la camisa del mismo color que tiene las manos arremangadas, su piel es clara y tiene unos ojos negros que brillan con pereza. Se ve como un idiota.

-¡Esta loca! -me señala de arriba abajo -¡Fue como si quisiera matarme!

-Ah... se defendió -comprende con tranquilidad. -Pensé que ella te había querido violar.

Mis rodillas me duelen y están sangrando. Tengo también mis manos heridas y duele mi labio.

-¿Cómo te llamas? -pregunta mirándome de arriba abajo. Apenas muestra interés al observarme, sin merecerme de su atención.

No respondo.

-Es sorda -se encoge de hombros restándole importancia.

-¡Habla idiota! -me sacude el taxista.

Me doy vuelta rápido y le pego un codazo en la nariz. El levanta su mano para pegarme pero le pego yo en su lugar. Le doy una trompada en la nariz y luego, antes de tener tiempo de cubrirse, le pego en la boca.

-Basta -ordena el tipo que dirige todo.

El taxista va a tratar de golpearme de nuevo, pero el tipo grita más fuerte. Se queda quieto, con el brazo en alto, inmóvil, mirándome furioso.

-¡DIJE BASTA!

Retrocedo lejos de ese taxista y él no me sigue está vez. Se queda dónde está, mirándome con mucho odio en sus ojos.

-¿Cómo te llamas? -vuelve a preguntar.

Trago saliva y vuelvo la vista a él. Se ve calmado pero algo me dice que no esta del todo tranquilo y que la próxima vez que lo pregunte seria muy violento.

-Venecia.

Asiente.

-Lindo nombre pero no te queda -contesta todavía con calma, jugando con sus dedos -Venecia es un lugar muy bonito y amoroso... tu no me pareces nada de eso.

La gente que esta a nuestro alrededor se ríe de su comentario como si fuera gracioso.

-Fresa te queda mejor.

-¿Fresa? -repito.

-Si. -me mira de arriba abajo otra vez -Obviamente eres una niña bien fresa.

Nada esta más lejos de eso y trato de decirle pero me interrumpe con un dedo.

-Llévenla a su habitación -dice con una indicación de la cabeza -Preséntenla a las chicas y sáquenle esa mochila y el celular.

Mi celular...

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora