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-¿No crees en mi?

Cruzo los brazos y lo miro con una ceja levantada.

-Te digo que algo le puso a la comida. ¿Por que no me haces caso? -pregunto acusadora, levantándome del sofá enfadada -Ni siquiera entiendo porque todavía ella se ocupa de tu comida, Jen. No me gusta que tu ex este entrando y saliendo por aquí como si nada.

En realidad lo que más me molesta es tener que estar encerrada en esta habitación las veinticuatro horas del día como si fuera tu maldita prisionera. Se que mis amigas ya deben estar enteradas de las "buenas" noticias pero todavía no me es suficiente. Necesito ver a Misty y a Penélope para contarles todo lo que descubrí en esos tres días y hacerles saber de los nuevos cambios al plan.

La zona VIP tiene su clave de seguridad y no puedo ver si realmente existe o no la habitación que Jay Loncaster menciono. Necesito que alguna de ellas dos averigüe si puede conseguir algun tipo de información sobre la posible clave. Se que nos va a tomar un tiempo pero Misty es bastante astuta y estoy segura que encontrara la manera de entrar en la sala de los guardias y lograra averiguar algo. Intente usar la misma clave que Jen usa para el ascensor pero me preocupa que si hago algo le llegue alguna alarma en su teléfono o computadora, por que esas cosas siempre están conectadas a algo.

Jen se tira a la en la cama, cruza los brazo debajo de su cabeza, estira las piernas y pone un talón encima de la punta de sus pies. Se ve asombrosamente relajado mientras que yo siento que puedo explotar en cualquier momento.

-Llama a Suzanne.

-¿Porque?

-Llama a Suzanne -repito, agarrando el teléfono y dejándolo en su lado en la cama -Si la llamo estoy segura que no va a venir.

Jen sigue sin creer que pueda ser un peligro y que sea capaz de armar semejante locura como ponerme algo en la comida. Insisto en que revise las cámaras de seguridad para comprobar si estoy o no en la razón pero apenas hace el mínimo esfuerzo por escucharme cuando menciono el nombre de Suzanne.

Jen agarra el teléfono y hace lo que le pido. No pasan ni siquiera diez minutos cuando Suzanne cruza por esa entrada.  La estudio de arriba abajo en busca de algo que pueda delatarla pero no encuentro nada raro. Si. Se nota que esta asustada pero lo esconde detrás de una mascara de serenidad. Pero dudo que sea por lo que me preocupa.

-Hola, Stephen -saluda tranquilamente, con los ojos puestos en Jen -¿Necesitas algo?

Recuerdo el dia en que ella me dijo que debía dirigirme a Jen con respeto y de una manera formal. Miro a Jen, y sin necesidad de lo que tenga que decir, él lo dice:

-Soy tu jefe, Suzanne. No me llames por mi nombre.

Y es mío.

-Además, no soy yo quien te mando a llamar -me lanza una mirada rápida -Mi mujer te quiere preguntar algo.

Suzanne se estremece pero no quita la mirada de su cara. Jen me señala con el mentón y ella, a regañadientes, se vuelve a mi.

-¿Que necesitas, Fresa?

-Señora, Suzanne -corrige apenas lo miro -Ella es mi mujer y no quiero que le hables como si fuera una de tus amigas.

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora