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No pude creer una absolotamente nada de lo que dijo. Pero si fui sincera cuando le conte mi historia. Quise con eso que el, esa mala persona, entendendiera que esa vida que el tenia idealizada de mi... no habia sido como creyo y que se arrepintiera de todo lo que hizo.

¿Creer que podia sentir pena? ¿Que el habia intentado que escapara?

No soy idiota, mi amor.

-Buenos dias, Fresa.

Me da un beso en la nuca y rodea mi cintura con un brazo, pegando mi espalda en su pecho. Odio cuando empieza el día poniendose cariñoso. Me enferma. Ruedo los ojos y me muerdo los labios. 

-Buenos días, Jen. 

Nos quedamos en la misma posición por unos cinco minutos y después él sale de la cama. Las chicas deben estar ocupadas preparando todo para esta noche. Lo bueno es que mañana es lunes y durante cuatro días podemos respirar. Hay gente que odia los fines de semana, pero aqui todas le tememos al viernes y respiramos tranquilas cuando llega el lunes. 

Me quedo acostada un rato, comtemplando el techo de punta a punta. No puedo evitar ese incomodo sentimiento de culpa mientras estoy en esta prvilegiada posición. Sé que esto no es algo que disfrute ni que hubiera elegido si no fuera necesario, pero mis amigas y todas esas chicas estan en la planta baja preparandose para esta noche ser devoradas por los lobos. Me estremezco al recordar como se sentia cuando tenia que salir a encontrarme con Loncaster. Ese nudo en mi garganta y el sentimiento de verguenza. Las luces que se reflejan en el brillo de labios, el exceso de perfume y los vestidos, o disfraces, descarados... todo una noche para joderte la mente para siempre. 

Pero aqui arriba todo es diferente y parece ser mejor. Lejos de todo ese mundo. Oh, se siente tan lejano. Ni siquiera se puede escuchar el sonido de la musica, como si no estuviera sucediendo en la misma casa. Incluso hay guardias que me cuidan por que mi dueño teme por mi bien estar. ¿No es facil olvidarse? 

-¿En que estas pensando? -me pregunta en un tono de voz suave para no molestarme.

Lo miro. No lleva puesta su remera puesta y los abdominales marcados quedan a la altura de mi cara. Los pantalones de seda color negro holgados le cuelgan perfectamente de las caderas y la linea V se marca.

-¿Como estas? -Me doy vuelta, con el brazo encima de los ojos.

Jen me da un beso en los labios y tira de mi brazo para que salga de la cama. Intento resistirme, no estoy de buen humor en este momento. ¿no puedes dejarme en paz un segundo? Estoy cansada.

-Es muy temprano, Jen -digo haciendo una mueca -No quiero tener sexo tan temprano. 

Jen tira de mis muñecas pero solamente logra que me quede sentada. Apoyo mi cara en su vientre y dejo los brazos colgando.

-No soy un maniatico sexual, Fresa. 

-No parece...

Logra que me ponga de pie pero no más que eso y termina por llevarme a la cocina en brazos. 

-¿Porque sigue trayendo el desayuno? -le pregunto al ver la bandeja gris que Suzanne usa para llevarle las comidas a mi hombre -Te dije que le dijeras que dejara de hacer esto. ¿Puedes parar.

Se encoge de hombros. 

-¡Jen!

Deja la taza de cafe delante de mis manos y se come una tostada con mermelada. En realidad no me molesta que le prepare el desayuno, él no lo hará, yo no lo haré, pero a veces no puedo evitar sentir un poco de culpa por que lo comparta conmigo. Por dos años observe lo mucho que se esfuerza para preparar todo pensando en si le gustara o no. 

MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora