–No tengo mujer –dice.
Levanto la barbilla y doblo una rodilla.
–No le pertenezco a nadie.
Paso mi lengua por el labio inferior y me muerdo el labio. Estoy segura que a Suzanne le va a encantar oír esto.
– ¿Entonces se podría decir que yo tampoco le pertenezco a nadie?
La pregunta ha causado el efecto que pretendía, y esa sonrisa tranquila desaparece, y su expresión se torna oscura.
–No. Tú me perteneces a mí...
–Soy mía. Eso es bueno – le interrumpo sin el menor problema –Tú eres tuyo y yo soy mía.
Ladea la cabeza y me mira con una ceja alzada, como si mis palabras solamente sirvieran para divertirlo.
–Eres de mi propiedad. –lo dice con mucha confianza, sonriendo como un maldito ganador.
Por supuesto, claro, que piensas eso cuando me tienes esposada en tu cama, dentro de una casa que está bajo tu completo dominio. Pero, me pregunto, ¿dirías lo mismo si estuviéramos en otro lado y yo pudiera elegir? Por qué te aseguro que no.
–No, Cariño.
Yo también sonrió... como una maldita campeona.
–Quisieras –Cruzo las piernas y balanceo mi tobillo – Pero, no, no soy una cosa.
El Jefe sonríe.
–Entendido... eres mi cosa.
– ¿Qué? ¡No! –exclamo, soltando una risita por su idea tan ridícula.
Alarga el brazo y pasa su dedo debajo de mi barbilla, acercando su boca a la mía. Ladeo la cabeza, me aproximo un poco más y le lamo su labio inferior. El Jefe pone sus manos a cada lado de mi cara y me besa en el cuello. Desplaza su lengua hasta el lóbulo de mi oreja, me mordisquea con sus dientes y me da un besito, le pasa la lengua y vuelve a repetir lo mismo una vez más antes de acercar su boca a mi oreja y decir en voz baja:
– ¡Eres de mi propiedad!
Idiota.
–Ya dije, Jefe... ¡No soy una cosa!
Alargo mi brazo libre y le empujo. El Jefe me agarra la cara con las dos manos y me vuelve a besar. Nuestras lenguas se chocan y forcejean por el máximo poder. Deposito mi mano, la única que puede moverse, en su cuello y trato de empujarlo pero de alguna manera solo termino apretando más fuerte. Nos besamos como locos. No quiero convertirme en la puta del jefe, "la favorita", ni pasar a ser su antojo de vez en cuando. No quiero estar con El Jefe. Es todo. El Jefe agarra esa mano molesto, casi como si no soportara mi contacto, y la pone sobre su erección. Retiro mi mano de su entrepierna y le pego un cachetazo.
Nos miramos fijamente.
–Idiota. –le suelto. – ¿Quién te crees que eres para andar diciéndome "cosa? No soy una cosa, soy una persona. ¿Por qué no se va con Suzanne? A ella le va esa mierda de ser su mascota. ¿Cree que yo voy a convertirme en su puta personal ahora que me tiene aquí?
– ¿Por qué siempre traes a Suzanne a nuestras conversaciones?
–Estas no son conversaciones.
El Jefe me mira y veo que tiene una expresión grave, transformado por la furia.
– ¿Cómo dices?
–No te deseo. –insisto en voz baja, ignorando su pregunta.
–Mentirosa.
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MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya
ChickLitÉl la desea como nunca le paso con nadie... Ella sólo quiere usarlo para escapar... ESTA HISTORIA FUE ESCRITA EN EL AÑO 2019 Y EDITADA EN EL AÑO 2021 Y PRINCIPIOS DEL 2022. ESTA PROHIBIDO CUALQUIER COPIA PARCIAL O TOTAL DE ESTA NOVELA. NO QUIERO NIN...