MENTIRAS CRUELES: Yo Soy Tuya

7

El sonido de los gritos de Kevin irrumpiendo en la habitación me termina de arrancar de mi sueño. Me siento, paso la mano por mis parpados y abro los ojos. Fue un sueño agradable. Bueno, no se si agradable. Soñé con aquellos días donde vivía con mi familia, los días de libertad, y que todas mis preocupaciones se basaban en como terminar con Zack y en como iba a hacer para salir temprano ese día del trabajo para ir a la casa de una amiga. Estaba muy entusiasmada. No es algo que puedo evitar, a veces sucede, y aunque se que nada de eso fue real no puedo evitar pensar en ellos o sentirme bien cuando los veo en mis recuerdos.

Aunque ya casi no recuerdo la cara de mi hermanito.

-Venecia, levántate. -dice Penélope, arrastrándose fuera de la cama -Nos van a ocupar el baño.

De vuelta a la realidad.

Estiro las piernas fuera de la cama, levantando los brazos por encima de la cabeza y llamo a Misty para que se levante. Casi dormida, corro detrás de Penélope y entre las tres ayudamos a las demás a bloquear la puerta para que no pasen las demás, es la única manera que tenemos de usar el baño antes de que corten el agua caliente de las duchas.

-Vengan, vengan -les digo a las otra dos -Vamos a lavarnos los dientes antes de que pasen.

Todavía no nos han dado los insumos necesarios y ya casi no hay pasta dental. Dicen que es más importante el cepillado que la pasta dental. Espero que eso sea necesario porque no quiero perder otra cosa más. Me mojo la cara con agua fría, me cepillo los dientes y me ato el cabello en un rodete.

-Es Suzanne, es Suzanne -dicen las chicas que logran ver por el hueco que hay en la pared -¿Qué hacemos?

Suzanne...

Miro sobre mi hombro, sintiendo una corriente de escalofrió corriendo por mi espalda...

El Jefe y yo engañamos a Suzanne.

-Déjenla pasar -le dice Red Velvet escupiendo más agua que pasta dental -No va a dejar de quedarse si no la dejamos bañarse antes de que se termine el agua caliente.

-Pero no hay agua caliente. -se quejan las chicas que salen de las duchas -Estamos bañándonos con agua fría.

-¿Qué?

Sigo mirándome en el espejo y me estremezco al pensar en Suzanne. Hice algo muy malo. ¿Cuándo fui que me convertí en esa mujer? Siempre crei que era alguien mejor que eso, pero me equivoque. Me estremezco. Intento decirme que no fui solamente yo, que tampoco fue algo que hubiera consentido, pero no logro verme de otra manera.

Me paso la mano por el cabello, acomodando aquellos cabellos que quedaron fuera de mi rodete. Detrás de mi se escuchan más gritos y pronto se escucha el sonido de la puerta abriéndose y los gritos de las chicas al caer. Suzanne entra junto con sus amigas y se escuchan por todos lados los gritos de todas.

Llamo a Penélope y a Misty, me doy la vuelta y salgo rápido del baño. No quiero verla. Ni siquiera se que podría decirle si ella llegara a enterarse de lo que hicimos El Jefe y yo. Tampoco quiero que los demás sepan. No quiero convertirme en un nombre más de la larga lista que posee el Jefe.

Entramos en la cocina, nos preparamos nuestro desayuno, mientras las demás van entrando, y nos sentamos en una de las mesas que quedan libres. Suzanne entra con sus amigas. Ella baja una de las bandejas, dos tazas y pone a hervir el agua. Ella se ve de muy buen humor.

No la mires, no la mires...

Bajo la vista a mi té. ¿Cómo viviré, a partir de ahora? Nunca más voy a poder mirar a los ojos a Suzanne de nuevo. ¿Y si el Jefe abre la boca? Es un imbécil. Lo demostró. No le importa nada ni nadie. Miro a mis amigas.