Epílogo

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HANNAH

*Chasing Cars - Snow Patrol


Me gusta la forma en que el aire llena mis pulmones en este momento. Observo en silencio y finjo estar preparada y calmada, pero mis pies tamborilean contra el césped y delatan mi ansiedad.

Es mejor de lo que podía imaginar hace seis meses atrás. Entonces, me percato que ese cosquilleo en el estómago cuando no sabes que pasará al día siguiente mezclado con la emoción del presente es mi parte favorita de estar viva.

Mi corazón late rápido. Frenético y emocionado golpea contra mi pecho y no duele. Ha pasado tiempo y aún me cuesta acostumbrarme a la idea. Se siente extraño pensar en que todo es normal ahora.

Cuando mi nombre se escucha por los parlantes, camino por el césped hacia el escenario. Agradezco que la toga negra me llegue hasta los tobillos para poder cubrir lo mucho que me tiemblan las piernas. Desearía llevar una mascada, porque mis dientes castañetean y hacen un sonido de lo más incómodo. Cuando estoy arriba y cojo el título, veo como todos se ponen de pie, incluso Alex parece estar sonriendo. Mi padre, Adam, Haru, Jeremy y Jane aplauden y mi hermano hace unos sonidos exagerados con su boca que hacen parecer que estamos en un partido de soccer. Me siento avergonzada ante tanta gente, pero sonrío porque dicen que sonreír es la clave para opacar el nerviosismo —Vale, está bien, leí un par de revistas sobre manejo de ansiedad para este día —. Vuelvo la mirada hacia el decano de la facultad de leyes que me estrecha la mano al tiempo que sus labios se curvan con cordialidad. Ahora puedo, por fin, cambiar de lugar la borla dorada.

Se siente tal cual lo imaginé por mucho tiempo. Y aunque han pasado seis meses desde la cirugía, sigo preguntándome si todo esto es real.

Papá es el primero en recibirme luego de la ceremonia. Besa mi frente y me entrega un ramo de flores amarillas. Le sigue Adam con un beso en la boca que me obliga a inclinarme hacia atrás y levantar el pie como esa fotografía que le tomaron a un marino y una enfermera en pleno Time Square cuando se notificó el fin de la Segunda guerra mundial. Vale, tal vez no tan así, pero me gusta pensar en que así podríamos vernos. Perfectos. Hechos el uno para el otro.

No. Esto no es tal cual lo imaginé. Es mucho mejor de lo que alguna vez creí que fuese posible tener.

Lo he logrado y aun se siente irreal. 

Luego de la ceremonia y de una cena en un restaurante, Adam decide irse al hotel. Me da espacio con mi padre y Haru y tiempo para arreglar las maletas. No creí que este día llegaría. Lo pensé tantas veces que creí que en el momento que llegase, podría controlar mis emociones. Pero no, eso nunca ocurre. Nunca estas realmente preparado para algo. Ni para la muerte. Ni para la vida. Pero, es la parte bonita de la vida, supongo. La incierta. La pequeña penumbra. Lo que no sabes. 

Pasamos la noche en vela con papá y Haru, viendo las primeras dos trilogías de Star Wars porque, era necesario. Tenemos que verlas cada vez que podemos. Solo lamento no haber podido ver la última con ellos, aunque ya las habíamos visto con anterioridad. A Haru no le importó, dice que Disney siempre arruina las franquicias. Comentario algo maduro para su edad, tal vez llegue a ser crítico de cine si logra dejar el baloncesto. Vale, sí, odio que juegue eso. Todos los deportistas son algo descerebrados. 

—¿Ya empacaste todo? ¿Segura que no olvidas nada? —me pregunta papá desde el umbral de la puerta de mi habitación con un bostezo entre medio de cada pregunta.  Lleva un par de minutos ahí con sus brazos cruzados y en silencio, observando como su hija mayor alista su maleta para emprender un nuevo comienzo.

Fuera de contrato - EN FÍSICO A PARTIR DEL 18 DE AGOSTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora