Prólogo

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«Estamos todos rotos, así es como entra la luz»
Ernest Hemingway

Sus ojos ya no brillaban con la intensidad que lo hacían hace unas semanas atrás. Su mano estaba más huesuda y a su mirada le faltaba color y vida. Su voz era áspera, como si no hubiese tomado agua en semanas y su sonrisa apenas se dibujaba en sus labios secos. Estaba ahí, postrada en esa camilla de sábanas blancas, pero no era ella. Esa mujer no se parecía en nada a la que hace tan solo trece días me hacía cosquillas en la barriga cada vez que me pillaba rebuscando en el frasco de galletas.

Hace mucho había dejado de verla como la mujer que era, ya no se parecía en nada a mi mamá. En ese entonces su luz apenas brillaba, era más bien una vela que en medio de la noche oscura trata de que su llama no se apague por el frío que irradia la penumbra.

De pronto, su sonrisa forzada se disolvió. Sus labios se relajaron y a continuación se quitó la mascarilla de oxígeno con sus manos huesuda. Manos que acostumbraban a amasar hojaldre y pan.

—James, cariño — Susurró a papá que estaba al otro lado de la cama con Haru en brazos y luego hizo una pausa más larga de lo habitual —: ¿por qué no me dejas un rato a solas con Hannah? Extraño nuestras conversaciones de chicas.

Él no se vio muy convencido con la petición. Vaciló unos segundos hasta que aceptó con un movimiento de cabeza y sin decir nada se retiró de la habitación llevándose consigo a mi hermano de apenas un año.

La puerta se cerró detrás de él.

Mamá me regaló una sonrisa traviesa y me invitó a subir a la cama con unas palmaditas en el colchón.

Obedecí.

Sus brazos me envolvieron. Cuando respiraba, podía sentir el aullido que hacían sus pulmones mucho más que los latidos de su corazón. En ese entonces, no sabía que su problema era justamente ese: Su corazón.

Asi es que la abracé y escuché sus latidos inconstantes y débiles sin saber que sería una de las últimas veces. Me hubiese gustado saberlo. La hubiese abrazado con más fuerza.

Fuera de contrato - EN FÍSICO A PARTIR DEL 18 DE AGOSTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora