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LO SIENTO, ADAM

ADAM



El móvil suena.

Apenas puedo abrir mis párpados. Es la primera noche que descanso tan tranquilo desde que todo esto empezó. Me he venido al hotel porque no nos permiten quedarnos con Hannah en el área de cuidados intensivos.

Tengo un timbre especial para James, Haru y Hannah, asi es que trato de ignorar la vibración del teléfono y ese timbre de mierda.

Jadeo.

Escondo mi cabeza bajo la almohada como los avestruces y trato de olvidarme del asunto.

Pero, el móvil vuelve a sonar.

Mierda.

Mascullo un par de improperios más antes de coger el teléfono sin mirar el número que figura en la pantalla.

—¿Hola? —Jadeo, de mala gana.

—Adam —Es la voz de Joseph.

Frunzo el ceño al observar la pantalla del móvil. Son las cuatro y trece de la mañana.

—Te iba a llamar mañana para contarte lo de Hannah... —sigo con voz pasosa, apenas puedo articular bien mis palabras —. Sabes que hora es, ¿verdad?

No contesta.

—¿Joseph?

Hay una pausa incómoda, de esas que presagian malas noticias.

Me reincorporo en la cama de un salto.

—¿Joseph? —repito.

El corazón se me encoge cuando lo escucho suspirar apesadumbrado. 

—Lo siento, Adam —dice, por fin, en un hilo de voz y, luego —: Es papá.

Estaba elevado.

Estaba en el cielo y me sentía victorioso.

Sentía que las piezas se habían ordenado solas.

Sentía que el luto había terminado.

Estaba en el cielo y no me percaté de que, mientras más alto, más dura es la caída y los seres humanos no caemos de pie.

—¿Qué le ha pasado? —intuí, apenas. 

Y algo en mí, se fragmentó. 

.

.

.

Continuará. 

Fuera de contrato - EN FÍSICO A PARTIR DEL 18 DE AGOSTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora