Con la muerte de Robert Baratheon, el trono de hierro ha caído en manos de los Lannister. Cersei pone la corona sobre su cruel hijo bastardo iniciando una rebelión conocida como la guerra de los cinco reyes. Guerra en la que Ravenna trata de mantene...
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TYRION ESPERABA IMPACIENTE A LOS INVITADOS, SEÑORES DE GRANDES CASAS QUE ASISTÍAN A LA BODA REAL. Se encontraba nervioso, no sabía como comportarse frente a los Martell, su casa y la de ellos mantenían roces debido a la guerra del usurpador y la muerte de la princesa Elia.
— ¿Quién es esa belleza? —Bron se puso de pie, maravillado por la mujer que cabalgaba con elegancia una yegua blanca—. Me la cogería día y noche. Maldición le pondría el mundo a sus pies.
Tyrion lo miró apretando su mandíbula y puños mostrando su desagrado ante las palabras del mercenario. Entre cerró sus ojos y se acercó hacia él.
— Es mi hermana. —pronunció entre gruñidos—. Manten tus ojos apartados de ella.
Bron abrió los ojos consternado por la información y Podrick apretó sus labios reprimiendo una carcajada. Pocos recordaban que Tywin contaba con otra hija, la más hermosa y testaruda.
El estandarte Baratheon ondeaba en el aire con fuerza a causa del viento y los abanderados lo sostenían de la misma manera. Ravenna cabalgaba al lado derecho de su hijo Athos, por el lado izquierdo Arthur les hacía compañía.
Una sonrisa surcó el rostro de la leona al divisar a su pequeño hermano esperando por la llegada de los invitados. El estandarte Lannister llamó la atención de Ravenna, rodó los ojos sin creer lo descarados que eran al no mostrar el emblema de la casa Baratheon.
— Es un gusto recibirlo mi señor. El rey Joffrey les da la bienvenida en su nombre, mi Lord padre, la mano del rey manda sus saludos también. Soy Tyrion Lannister de Roca Casterly, maestro de moneda.
El lugar quedó en silencio que fue rotó por la risa de Ravenna. Desmontó su caballo y se acercó hasta su hermano mientras se despojaba de sus guantes de cuero.
— ¿Vas a quedarte ahí todo el día o piensas venir a saludarme? —cuestionó de manera seria que terminó en una gran sonrisa cuando se agachó, tocando el suelo con la rodilla derecha y abrazando a su hermano.
— Es un gusto volver a verte de nuevo. —pronunció Tyrion temblando de emoción—. Tenía años sin verte, estás tan hermosa como siempre, más que Cersei.
Ravenna al escuchar el nombre de su hermana apartó la mirada y se levantó acercándose de nuevo a su yegua, subiendo con ayuda de un abanderado.
— Tío. —Athos inclinó su cabeza como saludo, sin bajarse del caballo.
— Mi señor, estos hombres, la guardia de la ciudad los escoltaran a sus aposentos en la Fortaleza Roja. —señaló a los guardias Lannister.
— ¿No vienes? —preguntó Ravenna pasando junto a él en el caballo.
— Me temo que no. Debo esperar al príncipe Doran Martell. —susurró lo último para no ser escuchado, pero desgraciadamente no fue así.
— ¿Los Martell estarán aquí? —detuvo a la yegua de golpe haciéndola relinchar.
