ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ ғᴏᴜʀ

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Bastión Bastión tormentas

— ¿Y bien? —entró cerrando la puerta a su espalda—

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— ¿Y bien? —entró cerrando la puerta a su espalda—. ¿Qué información lograste obtener?

— Vuestra hermana, la reina Cersei, ha tomado el oro de los Tyrell para pagar las deudas que tienen con el Banco de Hierro y contratar los servicios de la compañía dorada.

Ravenna miró al chico por un momento intentando descifrar la verdad en sus palabras y al quedar convencida por la información, dejó salir un suspiro. Se acercó a la ventana observando las olas romper con furia sobre las rocas. El mar era un extenso perímetro lleno de profundidad que tomaba días recorrer.

— Gracias por tus servicios Bronson, pasa con el maestro de moneda y pídele vuestro pago. —murmuró caminando hacia la salida—. Una cosa más. —se giró deteniéndolo—. Ve al muelle y prepara una embarcación, busca al comandante más intrépido que conozcas y dile que partieremos esta noche hacia Essos.

— Como mi señora ordene. —inclinó su cabeza y abandonó la habitación para acatar el mandato.

Athos chocó con el chico en la puerta y lo miró con el ceño fruncido cuando no se detuvo y corrió por los pasillos. Giró su rostro hacia su madre bastante consternado por la reciente escena.

— ¿Qué te ha dicho el cuervo? —indagó por el pensativo rostro de su madre.

— Cersei intenta aumentar su ejército contratando a los mejores mercenarios de Essos. —notificó abatida—. Planeo adelantarme y arruinar de un tajo sus planes.

— ¿Como planeas hacer eso, si los hombres residen cruzando el mar angosto?

Ravenna soltó una risa burlona por el comentario de su hijo

— Existen los barcos. —respondió con un rastro de humor—. Iré a Essos y los tendré a vuestros servicios.

— ¿Mis servicios? —elevó la voz—. Todo lo haces a mi nombre, ¿por qué querría una compañía de mercenarios?

La leona mordió su lengua incapaz de explicar y revelar el maldito secreto que cada vez se hacía más imposible mantenerlo oculto.
  Pero debía aguantar un poco más, el momento se acercaba y tenía que tener todas las piezas listas en el tablero que jugó por años, el último movimiento para ganar el trono de hierro y coronar al legítimo heredero.

— Presta atención a lo que te voy a decir Athos. —habló sosteniendo la mirada violeta del dragón—. Las cosas que conoces son verdades a medias, verdades que pueden traernos problemas si no se tratan con el debido cuidado. Así que necesito que te mantengas a salvo mientras yo voy a Essos. No hagas nada estúpido ni te precipites, a veces puedes llegar a ser un tonto.

— Algunas veces me das miedo. —pronunció con cierta inquietud–. Pero debo reconocer que eres una mujer astuta e inteligente que siempre tiene un propósito antes de realizar cualquier movimiento.

THE GREAT GAME |GOT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora