Con la muerte de Robert Baratheon, el trono de hierro ha caído en manos de los Lannister. Cersei pone la corona sobre su cruel hijo bastardo iniciando una rebelión conocida como la guerra de los cinco reyes. Guerra en la que Ravenna trata de mantene...
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AQUELLA MAÑANA FUE MÁS INCÓMODA DE LO QUE IMAGINÓ. Athos seguía sin dirigirle la palabra, en el desayuno había huido de ella, ni siquiera la había mirado.
— Mi señora. —Broson había llegado agitado hasta dónde Ravenna se encontraba. Tomó una gran bocanada de aire e intento calmarse—. Vuestro hermano...está siendo...juzgado. —dijo a duras penas.
Ravenna no pudo si quiera agradecerle al chico que los había seguido al norte y que parecía empeñado en casarse con Eira. No prestó atención a nada, incluso empujó a más de uno en su camino, temía por su hermano en un lugar tan peligroso como lo era el norte.
— ¿Por qué nadie me ha dicho que juzgaban a mi hermano? —irrumpió el juicio empujándose entre la multitud que presenciaba dicho acto.
— Porque soy la reina y vuestro hermano un asesino. —respondió Daenerys con desagrado hacia ella. Apesar de lo que Tyrion le había dicho a Dany sobre Ravenna, la joven reina parecía empeñada en odiar a la leona y culparla—. Vuestra hermana juró enviar a su ejército al norte.
— Lo hizo. —susurró Jaime cohibido.
— No veo un ejército. Veo un hombre con una mano, parece que su hermana me mintió.
— Me mintió a mi también. —Jaime de verdad se veía decaído, Ravenna lo supo al mirarlo—. Tiene veinte mil tropas. La compañía dorada de Essos comprada y pagada, traída hasta Poniente con la flota de Euron Greyajoy y...Arthur Baratheon.
Muchos soltaron jadeos de asombro, murmurando entre sí mientras las miradas caían sobre Ravenna y Athos, este último negó apretando los puños. Pero Ravenna solo bajó la cabeza mordiendo su labio inferior, sus planes estaban funcionando tal cual lo pensó.
— Mientes. —se negó a creer que su propio hermano lo hubiera traicionado. No se sentía bien después de lo que su madre le había dicho.
— Lo siento, sobrino, pero es verdad. —le dijo al joven que de inmediato empujó la silla y abandonó en lugar—. Prometí luchar por los vivos. Pretendo mantener esa promesa.
— Majestad, conozco a mi hermano. —intervino Tyrion colocándose de frente a Jaime–. Vino aquí solo, sabiendo lo que sucedería.
— Tal vez confía en que sus hermanos lo defiendan hasta que me corte el cuello.
— Tiene razón. No podemos confiar en los Lannister. Ser Jaime trató de matar a mi padre en la calle, intento destruir mi casa y a mi familia como lo hizo con la suya. —Sansa apoyó a la reina.
— ¿Quieren qué me disculpe? —se sobresaltó ante las acusaciones hacia él—. No lo haré. Estábamos en guerra, todo lo que hice lo hice por mi casa y por mi familia y lo haría de nuevo.
— Las cosas que hacemos por amor. —pronunció Bran, recitando las palabras que Jaime le había dicho antes de arrójalo de la Torre.
