Con la muerte de Robert Baratheon, el trono de hierro ha caído en manos de los Lannister. Cersei pone la corona sobre su cruel hijo bastardo iniciando una rebelión conocida como la guerra de los cinco reyes. Guerra en la que Ravenna trata de mantene...
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Era extraño hasta para Ravenna que Cersei haya aceptado una reunión con quien peleaba por el trono, y le daba cierta gracia que Athos también estuviera presente, siendo el legítimo heredero al trono.
— ¿Has pensado en la cara que pondrá cuando se vean? —Arthur se acercó al caballo de su madre sin dejar de cabalgar por el camino hacia poza dragón. Athos iba adelante, platicando con hombres del norte que al parecer conoció en la guerra contra Stannis—. Tienen el mismo color de ojos y ya viste el cabello de Athos, es casi blanco. Todos lo están mirando también.
— No estamos aquí por eso.
— ¿Tu crees? —sonrió—. Recuerdo que Morgana dijo "vendrá una más hermosa a sanar su corazón" ¿y si es ella? Aunque no habría problema, sus antepasados se casaban entre ellos para...
— ¡Basta! —gritó atrayendo la mirada de algunos que pasaban cerca—. Basta Arthur, deja de atormentarme.
— Dejare de hacerlo cuando le digas la verdad.
Ravenna ignoró las palabras de su hijo y desmontó el caballo. Las carpas estaban instaladas, Athos ya estaba sentado junto a Jon Snow, hablaban como dos grandes amigos y a ella se le formó un nudo. Se acercó despacio y se sentó junto a ellos.
— ¿Ser Davos, cierto? —le preguntó al hombre—. La última vez que lo vi estaba con Stannis Baratheon.
— Y desde entonces han pasado muchas cosas, mi señora. —murmuró casi con vergüenza.
Cuando los rugidos hicieron eco en las paredes y el aire se volvió más denso, todos se pusieron de pie para observar con asombro el magnífico animal que se posicionaba entre ellos, excepto ellos tres. Ravenna pudo comparar al dragón con el de Aemon, Craxos parecía de igual tamaño, pero más ancho. Miró a la joven bajar y acercarse a ellos. Se mostró calmada y confiada.
— Llevamos mucho tiempo esperando. —se quejó Cersei apenas se acercó la Targaryen.
— Mis disculpas. —dijo y miró a Tyrion. Ravenna se sentía llena de dicha de ver a su hermano vivo, aunque se miraba diferente, quizás con más madurez.
— Somos un grupo de personas que no nos agradamos. —inició acercándose al centro, frente a su hermana, la reina—. Hemos sufrido a manos del otro. Hemos perdido a seres que amamos a manos del otro. Si solo quisiéramos más de lo mismo no habría necesidad de esta reunión. Somos muy capaces de pelear entre nosotros sin vernos cara a cara.
— ¿Así que dejaremos nuestras diferencias y viviremos en armonía por el resto de nuestras vidas? —Cersei se burló sin dar tregua a las palabras de a quien más había detestado.
— No se trata de vivir en armonía. Se trata de sobrevivir. —Jon se levantó abandonando su asiento junto a Athos—. El mismo enemigo viene por todos nosotros. Un general con quien no se puede negociar, un ejército que no deja cadaveres en el campo de batalla. Esto es serio.
