ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴇɴᴛʏ ɴɪɴᴇ

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Desembarco del Rey

           EL OLOR A HUMEDAD MAREABA A RAVENNA, QUIEN MIRABA POR LA VENTANA, CONCENTRADA EN SUS PROPIOS PENSAMIENTOS

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           EL OLOR A HUMEDAD MAREABA A RAVENNA, QUIEN MIRABA POR LA VENTANA, CONCENTRADA EN SUS PROPIOS PENSAMIENTOS.

— El vino siempre ayuda. —murmuró Tyrion tomando de la cantimplora—. Juicio por combate. Decidir la culpabilidad de un hombre o su inocencia ante los ojos de los dioses al tener a otros dos hombres haciéndose pedazos.

La rubia se volvió hacia él, mirándolo  con recelo. Suspiró y dejó caer sus brazos mientras se acercaba a su pequeño hermano.

— Deja de quejarte. Prometí que conseguiría un buen representante y lo hice. —señaló Ravenna arrebatándole la botella.

— Gracias. —hubo sarcasmo en sus palabras—. No quiero que te ofendas, pero Oberyn Martell te odia por lo que Rhaegar le hizo a su hermana, así que, ¿cómo hiciste para convencerlo?

— No te interesa saber lo que hice. —respondió mordaz—. Es apuesto, pero no de mi agrado. No lo disfrute.

Jaime la miró con el ceño fruncido apretando su mano izquierda en un puño, asqueado por la revelación.  Quería romperle la cara a Oberyn por atreverse a tocar a su hermana, pero también agradecerle por poner en riesgo su vida para salvar a su hermanito.

— No debiste hacer eso por mi.

— Haría lo que fuera por mis hermanos. Quizá no salieron de mis entrañas, ni los amamante. —pauso viendo las caras de sus hermanos—. Si, pongan esa cara de asco, pero gracias a mi saben blandir una espada y leer. Mi madre me hizo jurar que los cuidaria y les daría el amor que ella les tenía reservado.

— ¿Crees que Oberyn pueda ganar? —rompió el silencio temeros—. La serpiente roja de Dorne. No consigues un nombre así a menos que seas...

— Nunca lo he visto pelear. —lo interrumpió Jaime, cansado del pesimismo del menor.

— Él va a morir. Yo voy a morir. —se lamentó haciendo más grande su agonía.

— Oberyn cree en si mismo. —razonó Ravenna—. Es bueno con la lanza, todos lo saben. Él va a ganar y si no lo hace entonces sus manos en mi cuerpo habrán sido en vano.

— ¿Cuál es el castigo por regicidio? —continuó atormentandose.

— Decapitación. —Jaime apoyó su cabeza en el poste de madera y lanzó un bufido.

— No estas ayudando. —gruño  golpeando el brazo de Jaime—. Pensé en pedírselo a Garlan Tyrell, ya que creen que nos vamos a casar.

— ¿Y qué te detuvo? O es que acaso comienzas a querer a tu futuro esposo. —se jactó el apuesto rubio, riendo con sorna.

— No te pases de listo Jaime. —lo señaló buscando un lugar para sentarse, pero sólo había un banco de madera y era el que Jaime ocupaba—. Es demasiado joven para morir.

— ¿Recuerdan al primo Orson Lannister? —cambió de tema Tyrion, con la mirada perdida.

— Por supuesto. —afirmó Jaime—. La nodriza lo dejó caer de cabeza. Quedó imbécil.

— ¿Imbécil? —se burló Tyrion—. El niño era un baboso idiota. Solía sentarse todo el día en el jardín.

Los dos comenzaron a repetir los sonidos de Orson mientras simulaban que aplastaban algo y Ravenna simplemente se dedicó a mirarlos con una sonrisa, desconociendo la información que tenían sobre el tema.
Por esos años ella vivía con Ayrmidon, refugiándose de su miseria.

— Nada lo hacía más feliz. —recordó el pequeño hombre con una sonrisa.

— Nada te hacía más feliz. —corrigió Jaime, señalándolo.

— Por el contrario, reírme de la miseria de otra persona hacía que me sintiera como los demás.

— Pero la broma se desgasto. —mencionó la león de capa blanca con melancolía.

— Para ti. —acusó el pequeño—. Tú tenías otros intereses y Ravenna se mantenía apartada de los Lannister en Bastión de Tormentas, pero yo me interese por el tema. Lo primero que hice fue preguntárselo: "Orson, ¿por qué aplastas a esos escarabajos". Me dio una respuesta que no ayudó mucho: "aplastar escarabajos, aplastar escarabajos". —imitó la voz del niño—. Eso no me detuvo. Yo era la persona más lista que conocía, ciertamente podía revelar los misterios que guardaba el corazón de un idiota. Así que fui a la biblioteca del maestre Volaris.

— ¿Volaris? —inquirió Jaime con asco—. Trató de tocarme una vez.

— ¿A ti también? —Ravenna se giró como niña pequeña compartiendo la experiencia con su hermano.

— Como sea, no encontré nada que aclarara el comportamiento de Orson o la razón de la masacre de los escarabajos. Así que, regresé al origen. Tal vez no podía hablar con Orson, pero podía observarlo. Me obsesione por conocer la respuesta. Era horrible que esos escarabajos murieran sin razón.

— Todos los días hombres, mujeres y niños son asesinados por montones. ¿A quién le importa un carajo los escarabajos?

— Era un niño. —argumentó la rubia defendiéndolo—.  A esa edad no importan los problemas del mundo, no te preocupas por el cruel futuro que te espera.

— ¿Y ustedes qué piensan?, ¿por qué lo hacía?, ¿de qué se trataba?

Antes de que Ravenna pudiera responder de acuerdo con la historia relatada, las campanas del gran Septo sonaron en una llamada del juicio que estaba por venir.
Se levantó y Jaime imitó su acción caminando a paso rápido hacia la salida.

— Jaime. —lo llamó en un susurro extendiendo su mano para que él volviera.

Tyrion no era la única debilidad del capa blanca, antes de que él naciera veía a Ravenna con fascinación creyendo que era una diosa que lo cuidaba. Era un niño para entender que solamente se trataba de su bondadosa hermana de delicado rostro y rizos dorados.
Así que se acercó uniéndose al abrazo que ella les proporcionaba como una madre que ama a sus hijos, como una leona que protege a su manada de los peligros.

Ella era el pilar de los Lannister, no Tywin. Y cuando ella se derrumbó todos lo hicieron, cuando ella se alejó las cosas se vinieron abajo. Jaime comenzó a fornicar con su hermana, Cersei se volvió más cruel de lo que ya era y Tyrion se perdió entre el vino y las putas. Pero después de diecisiete años se volvían a reunir con el solo propósito de salvar al pequeño de la familia.

— Voy a estar ahí. —aseguró Ravenna para darle fuerza a Tyrion—. Y pase lo que pase te juro que no morirás. No mientras yo viva.

Jaime la jaló con delicadeza, apartándola de su hermano para que los guardias lo llevaran hacia donde se llevaría el combate entre Oberyn y la montaña. Ravenna se refugió en Jaime, dejando que la guiara hacia el lugar.

THE GREAT GAME |GOT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora