Con la muerte de Robert Baratheon, el trono de hierro ha caído en manos de los Lannister. Cersei pone la corona sobre su cruel hijo bastardo iniciando una rebelión conocida como la guerra de los cinco reyes. Guerra en la que Ravenna trata de mantene...
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▬▬▬▬SEVEN: ❝LARGA DESPEDIDA❞
EL SILENCIO DE LAHABITACIÓN llegaba a abrumar a Ravenna. Esperaba que las palabras salieran de los labios de su esposo, aún cuando ella ya era conocedora de la desagradable noticia necesitaba escucharlo de él.
— No te vayas. —pidió acariciando el pecho de Ayrmidon—. Robert sólo quiere un pretexto para retenerte en Desembarco.
Ayrmidon río girando su cuerpo para quedar frente a la rubia que permanecía en la cama, siendo cubierta por una fina sábana blanca. Le tomó la mano derecha y la llevó hasta sus labios para besarla.
— Necesito conocer a la nueva mano del Rey. —se excusó pasando sus dedos por la blanca piel de la leona.
— Es Ned Stark, ya lo conoces. —susurró un poco cohibida al tocar el tema—. No necesitas ir. Vuestro lugar es aquí, conmigo y con vuestros hijos, siendo el señor del Bastión de Tormentas.
— Es mi hermano Ravenna, no un tirano.
— No es así como lo ven los demás. —elevó la voz rodando los ojos.
— No deberías estar molesta por algo tan banal. -reclamó sin intenciones de discutir—. Sólo iré por unos días y regresare. Prometo no tardar más de una quincena.
— ¡Una quincena! —exclamó aferrándose al cuerpo de Ayrmidon—. No quiero que te vayas.
— Athos debe empezar a hacerse cargo de las tierras de la Tormenta, tiene que tomar decisiones y ver por el bien de los demás.
— Athos es lo suficiente maduro para guiar un ejército a la guerra. Él podrá liderar, tiene el don y es joven. —murmuró aferrándose al cuerpo del venado—. Yo te necesito. No me dejes aquí.
— Entonces ven conmigo. —propuso sin pensarlo—. Podrás ver a vuestros hermanos. Seguro que a Jaime se le saldrá el corazón cuando te vea, de Cersei no puedo decir nada, pero supongo que se pondrá feliz.
— No deseo volver a Desembarco del Rey ni ver a mis hermanos. —pronunció con molestia—. Jaime me decepcionó por lo que hizo y Cersei siempre me desagrado. Ella no era buena, sólo terminó por corromper el corazón de Jaime con sus mentiras. Los dos me dan asco de saber lo que hacen.
— Lo siento, creí que querrías verlos después de todos estos años. —se disculpó tímidamente.
— Está bien, no tienes la culpa de los pecados Lannister. —sonrió aunque parecía una mueca—. Eres libre de visitar a vuestro hermano, es tu sangre y tú siempre lo quisiste mucho. No deberías prestarme mucha atención.
— No, si que debo. Eres mi señora, vuestra opinión siempre será de gran importancia para mi.
Ayrmidon se acercó a besarla con emoción, porque aún después de quince años la seguía amando con la misma intensidad, incluso la amaba más por darle dos hermosos hijos.