Con la muerte de Robert Baratheon, el trono de hierro ha caído en manos de los Lannister. Cersei pone la corona sobre su cruel hijo bastardo iniciando una rebelión conocida como la guerra de los cinco reyes. Guerra en la que Ravenna trata de mantene...
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LA CEREMONIAEN EL GRAN SEPTO HABÍA SIDO TAN TRADICIONAL A CÓMO RAVENNA RECORDABA. Los votos fueron dichos y ambos unieron sus vidas ante los ojos del pueblo, la rubia solo pudo pensar en cuan miserable sería la vida de la joven Margery Tyrell, la nueva reina. Solo aquello le agradaba de todo, Cersei dejaba ese título.
Lo que realmente lo que había dejado asombrada a la leona fue el exceso de distracciones que habían en el banquete. Traga fuegos, hombres en zancos, bufones y mujeres con poca ropa para el gusto de ella. Todo era demasiado ostentoso cuando el pueblo estaba famélico y apenas salían de una guerra.
— ¡Que aburrido! —vociferó Joffrey escuchando a los hombres cantar. Lanzó monedas al aire y ellos las recogieron con necesidad—. ¡El siguiente!
Una arpa fue instalada en el centro, Ravenna se removió incómoda al ver dicho objeto. A pesar de haberle enseñado a su hijo y dejarlo tener una, seguía sintiéndose mal al escuchar su sonido.
El delgado hombre se acercó sentándose detrás del instrumento y comenzó a tocarlo pasando sus largos dedos por las cuerdas. La cara de la leona se desfiguro de manera dramática y su garganta se cerró al escuchar aquella melodía.
— ¿Cuál es el nombre de esa canción? Jamás la había escuchado. —se burló hablando en voz alta e inclinándose—. ¿Tía?
Giró su rostro con violencia al adolescente y tragó las lágrimas. No le daría el gusto de verla derrotada.
— Sol de oro. —respondió con una sonrisa amarga y volvió a enfocarse en las notas de la canción.
— ¿Quieres irte, madre? —susurró Arthur en su oído.
— No le daré el gusto a ese niño malcriado. —respondió de igual manera y aplaudió al término de la melodía.
Ravenna centró su atención a la alta mujer de cabellos rubios que se había presentado con anterioridad ante Joffrey. Era quien había rescatado a su hermano llevándolo de nuevo a Desembarco del rey. Debía agradecerle por ello y presentar disculpas, conocía a Jaime desde que era un bebé y sabía que no era excelente compañía, seguro fue un martirio para la mujer convivir con el león.
— Todos silencio. —demandó Joffrey levantándose de su cómodo asiento—. Ha habido demasiada diversión el día de hoy. Una boda real no es una diversión. Una boda real es historia, el momento ha llegado para que conozcan historia.
Los sirvientes movieron la palanca abriendo la boca del león que adornaba el centro. Del hueco salieron cinco pequeños hombrecitos que iban disfrazados de Joffrey, Renly, Stannis, Balon y Robb Stark. Los invitados los recibieron con aplausos.
— No deberías reírte de este tipo de cosas. —reprendió Ravenna a su sobrino Tommen, quien se encontraba junto a ella en el lado izquierdo.
— Lo siento. —murmuró apenado, borrando la sonrisa y adoptando seriedad.
