13 - ¿Qué esperas de mí?

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Muchas gracias a todos los que siempre están presentes, comentando y votando, no es exagero decirles que también eres parte de la historia;) ¡Muchos besos! Les prometo una bonita sorpresa para el capítulo 14 que estará hoy mismo. 😉☺️

***
Cristina nunca había visto a Federico así. Sintió una mezcla de coraje y miedo. En el fondo, ella sabía que él tenía alguna razón, que mantenerlo allí, atrapado en esa relación mientras ella vivía para adorar la memoria de Héctor, no era justo, pero era lo que podía ofrecer y no entendía la actitud de su esposo.

Debido a que, entre los dos las cosas siempre estuvieron claras, despiadadamente claras, ella nunca lo engañó, ¡Federico no podría acusarla! ¿Cómo podía hablar así de Héctor? Era una falta de respeto por su dolor, una falta de respeto por su historia, una falta de respeto por esos hermosos recuerdos.

— ¡Estás loco, Federico, me lastimas! —Cristina se quejó, conteniéndose para no llorar, mirando su mano cerrada en su brazo.

Aguantó porque ese pequeño gusto no le daría. No dejaría que se diera cuenta de que le importaba lo que él pensara de ella.

— ¿Te duele? — Él la fulminó con la mirada de odio, jamás se había alterado tanto y menos ante ella. — ¿Quieres que yo tenga piedad por ti por cogerte el brazo mientras haces mucho peor conmigo? ¡No te lo mereces, Cristina, no te lo mereces! ¿Quieres hablar de lastimar? — Preguntó sin dejar de gritar — ¡Hablemos de cosas lastiman! — El determinó.

Cristina finalmente liberó su brazo de su mano y puso su mano derecha sobre el hematoma que inmediatamente se formó en su muñeca por la fuerza de los dedos de Federico contra ella, cubriéndolo del campo de visión de ella y de Federico. Él se levantó y fue hacia la puerta del comedor totalmente molesto, era como si sintiera que era hora de poner afuera tanto tiempo de rechazo y resentimiento por el comportamiento de Cristina.

— En algún momento de tu vida, ¿alguna vez te has detenido a pensar en el mucho que me duele lo que me haces? — Dijo en un tono más bajo, pero no menos alterado.

— Federico, yo... — Cristina se le acercó con la intención de justificarse, pero al mismo tiempo estaba herida y lastimada por él. — Nunca fue mi intención lastimarte. Sabías las condiciones...

— Condiciones... ¡Condiciones! — Le gritó Federico con una carcajada de cinismo y dolor — ¡Al diablo con tus malditas condiciones, Cristina! — La golpeó de nuevo con esa mirada de odio que la asustó.

— ¿Y que quieres? ¿Qué es lo que esperas? — Incapaz de contenerlas, las lágrimas corrieron por la cara de Cristina mientras ella lo miraba ya sin preocuparse por ellas. — ¿Qué esperas de mí, Federico?

— ¡Que te quites a ese imbécil de la cabeza! — Gritó independientemente de las consecuencias. — Eso es todo lo que quiero de ti! Justo lo que quiero de ti!

— Él jamás me saldrá de la cabeza, Federico entiéndelo. Necesitas dejar de tener esperanza. — Dijo Cristina casi rogando.

— ¿Y crees que no lo intento? Eso es todo lo que quería, todo por lo que lucho cada maldito día que paso a tu lado, pero así como este imbécil no se te va de la cabeza, ¡tú no te vas de la mía, Cristina! ¡La diferencia, la única diferencia es que él está muerto, muerto! ¡Y yo estoy vivo, vivo y aquí! — Dijo sosteniéndola por los hombros — Qué necesito hacer para que te des cuenta de esto, ¿qué?

— ¡Esto no puede ser, Federico, no puede ser! — Dijo soltándose y dándole la espalda. — Nuestro matrimonio solo puede continuar si entiendes eso, Federico. ¡Solo he amado a un hombre! Un único hombre y es a él a quien dedicaré mi corazón toda mi vida. ¡Toda mi vida!

Las sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora