74 - El fin de un secreto

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*** — Mira nada más, que bonita noticia

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— Mira nada más, que bonita noticia. — Dijo Luciano — Felicidades!

Cristina y Federico me agradecieron con esa sonrisa que no podían borrar de sus caras ya que su amor y lo bueno que era estar enamorado y ser correspondido eran muy obvios. Carlota tenía miedo de reaccionar con sus verdaderos sentimientos. No podía creer que Cristina fuera a ser madre otra vez, mientras que ella... No era justo. Y de nuevo, estaba embarazada del hombre que amaba. Como si Dios recompensara la vida exagerada y promiscua de Cristina. Pero si mostraba sus verdaderos sentimientos hacia la familia, podría levantar sospechas si algo sucediera para evitar que naciera ese niño. Como siempre, decidió ocultarlo.

— Es una noticia realmente hermosa. — dijo con una sonrisa cínica. — Felicitaciones a la pareja enamorada y al bebé.

Adentro, sintió odio carcomiéndole. Tenía que hacer algo para evitarlo, no podía soportar ver a Cristina recibiendo la alegría de ser madre y, ahora, por segunda vez, ser feliz con el hombre que amaba, con esa sonrisa insoportable en su rostro, como si nada pudiera alcanzarla. ¿Por qué esa maldita no la arrojó del acantilado? Sería lo mejor para todos y ella podría lograr la tranquilidad. Esta tranquilidad que no podía tener con la felicidad de Cristina y, mucho menos, observándola tan de cerca. Pero, si Raquela no tuvo éxito, alguien podría solucionar esto... ¡Alguien!

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Cristina y Federico salieron temprano en la mañana hacia Villahermosa para encontrarse con Sergio. Cristina conducía aprensiva y Federico trató de calmarla.

— No te pongas nerviosa, amor. Tampoco es bueno en tu estado.

— Lo sé, también me preocupa el bebé, pero no puedo evitarlo, Federico. Imagínate, encontrarme a esa mujer, si es ella... Si puede darme una pista de dónde está mi hija. — A Cristina le resultó difícil contener su emoción.

— Sé que no es fácil, mi amor. También estoy aprensivo. Sé todo lo que pasaste con esta historia y realmente quiero que encuentres la respuesta que estás buscando: el paradero de tu hija.

— Es más fácil con saber que estás a mi lado, que me acompañas. Todo es más fácil cuando estás conmigo. — dijo ella en un tono agradecido.

— Siempre estoy contigo.

— ¡Yo lo sé!

Al llegar a la oficina del investigador, fueron recibidos con gran satisfacción. Estaba feliz de finalmente tener algunas noticias emocionantes en esa investigación que siempre fueron tan complicadas. La conversación fluyó en un tono aprensivo:

— ¿Qué te hace pensar que Guadalupe Romero es la misma Guadalupe que estaba conmigo en esa casa, Sérgio? No recuerdo su apellido. — Dijo Cristina.

— Ella misma me lo dijo. Ella dijo que fue contratada por tu padre.

— ¿Y te dijo si sabe algo de mi hija? — Dijo Cristina con mucha ansiedad.

Las sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora