57 - Provocaciones

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Acompaña al capítulo la hermosa canción de Mane de la Parra - Te tuve y perdí
¡Gracias a todos los que siguen votando y comentando! 💙❤💙

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Cristina temía que su corazón le saliera por la boca cuando vio a Federico acercándose, la fuerza con que sus manos sostenían su cuerpo contra esa piedra, haciéndole imposible que se fuera, su aliento caliente tocando su piel, llenándola de deseo y sus ojos. Cuando miró los ojos de Federico recordó lo hermosos eran. Nunca había podido ser inmune a su mirada impetuosa sobre ella, se perdió en esos ojos verdes y quería tanto lograr no perderse, resistirse.

Terminó el acercamiento lentamente y tomó su boca en un beso exasperante, inicialmente comprimiendo sus labios y dientes sin que ella reaccionara, abrazándola fuerte y salvaje. Ella trató de reaccionar, empujándolo con los brazos, pero sintiendo cómo la agarraba por la cintura y presionaba su cuerpo contra la piedra y contra el suyo. Después de unos segundos, dejó de resistirse y se dejó besar, besándolo también, sin aliento, enamorada, guiada por el instinto, sin control de sus emociones. Se odiaba por darse cuenta de que, en cuanto se trataba de Federico, la pasión siempre hablaba más fuerte que ella y todo lo demás en el mundo desaparecía. Solo existía ese sentimiento, ese maravilloso sentimiento de conducir y ser impulsado por la pasión.

Cristina probó la boca de Federico sobre la de ella y, desesperadamente, agarró sus labios y giró la cabeza al ritmo acelerado que el hacendado impuso a su ósculo. Tomó un breve descanso después de besarla y, de abajo hacia arriba, le dio un mordisco apasionado en la barbilla, antes de levantar su mano izquierda hacia su cabeza y tomarla, nuevamente hasta su boca y continuar besándola, sintiendo su aliento, su lengua, recorriendo su boca, deslizando sus manos sobre su cuerpo. Cristina estaba totalmente lánguida, se sintió débil en sus brazos, sin aliento y, sobre todo, cuando sintió esa chispa de deseo creciendo en su feminidad, no supo hasta dónde podía llegar en un beso que no quería e hizo todo lo posible para no permitirlo, pero falló y no pudo resistir.

🎶 Hoy te voy a ser sincero
Desde que te perdí
Una parte de mi
Se ha ido muriendo lento

Hoy me ha confirmado
El tiempo
Que poco a poco
Mi egoismo fue matando
Todos nuestros sueños 🎶

Lentamente, Federico disminuyó la velocidad, mordisqueó y jugó con sus labios y, cuando abrió los ojos, disfrutó de la visión de la languidez de Cristina que ya estaba con los brazos sobre sus hombros, totalmente dirigida por su esposo, rindiéndose. Cuando dejó de besarla, le tomó unos segundos recuperar la conciencia y recuperar su lucidez, además de respirar tan inquietamente. Cuando estuvo en control de su lucidez, lo miró, cambiando rápidamente su expresión, haciéndose parecer enfurecida.

— ¡Imbécil, déjame! — Gritó, alejándolo.

Federico no respondió nada. Él la miró y comenzó una de sus características carcajadas, haciendo que Cristina se molestara aún más. Liberándose, comenzó a nadar hacia la orilla, pero él extendió la mano y la rodeó, evitando que saliera del río.

— ¡Idiota, imbécil! ¡No vuelvas a acercarte a mí, Federico! — Ella resopló incómoda.

— ¿O sino qué? — Se burló triunfante sin dejar de sonreír. — ¿Me vas a dar otro beso que te dejará sin aliento?

— ¡Yo no te besé! — Trató de negarlo sin creer que lo había besado tan vorazmente — Tú me besaste y fue... fue prácticamente por la fuerza. ¡No quiero que vuelva a suceder, no te quiero cerca de mí! — gritó arrojándole agua.

— Cristina, Cristina, deja de ser tonta. Estuvo... estuvo delicioso y... si quieres, nadaba hacia ella acercándose a su oído, pero lo esquivó. — Podemos ir hasta el final, con todo lo que tenemos derecho.

Las sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora