31 - Desnudándose

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Gracias a ustedes la historia alcanzó 6k de leídos 💝😍🙏🏼
Les agradezco por todos sus comentarios, muchos positivos, otros no tanto😬, pero ni modo. Siempre les digo que por muchas veces un comentario me llena de ganas de subir un capítulo más y, desgraciadamente, a veces algunos me quitan las ganas de hacerlo porque dedico muchas horas de mis días a traducir la historia y, pues... Sin embargo, felizmente la mayor parte de las lectoras sólo me dicen cosas bonitas y, por supuesto que es su derecho enojarse con los personajes, incluso yo lo hago 😂.
Me alegra cuando les gusta la historia y les agradezco a todos que la siguen leyendo, disfrútenla. ⭐️🌒

***

Federico se quedó unos minutos mirando la belleza y sensualidad de Cristina, de pie junto al tocador. No había ido allí con esa intención, pero mientras  estuvo dentro de su habitación escuchando el sonido de la ducha, se le ocurrieron mil y una ideas. Imaginar que Cristina, su objecto de deseo más presente, estaba allí, desnuda, tan al alcance.

En sus fantasías, era demasiado fácil entrar en el baño de Cristina y hacerla suya, sin preocuparse por lo que ella diría o sentiría, pero él lo sabía. Sabía que si lo hacía, perdería todos los avances que había hecho con ella hasta ahora. Cristina no era una mujer para ser poseída por la fuerza, sino para ser conquistada, aunque esto se estaba alejando cada vez más. Ahora estaba frente a ella, su pelo mojado solo en su bata de baño, emitiendo un aroma tan agradable. ¿Cómo resistirse?

— Creo que, después de lo sucedido esta tarde, Federico... — Cristina comenzó a hablar ajena a los pensamientos libidinosos que pasaron por la mente de Federico al verla de esa manera.

— Esta tarde... Ambos fuimos demasiado lejos, Cristina. Y es por eso que vine aquí. — Federico no le permitió terminar la frase.

— Sí, pienso como tú. ¡Es más! Creo que la situación ha alcanzado un nivel insostenible, Federico. — Cristina habló con su aparente característica tranquila.

— ¡Entonces hablemos! Vamos a resolver esto. Solucionemos todo. — Sugirió.

Se levantó de su silla y la miró. Durante unos segundos se perdió en la hendidura de su bata que mostraba el hermoso dibujo de sus senos. Cristina se dio cuenta de su mirada traviesa y se arregló la bata. Se dio cuenta de que también estaba vestido para dormir. Traía puesto una pijama sencilla, una camiseta y pantalones cómodos, nada más. Quizás tampoco pudiera traer nada por debajo de sus pantalones. Cuando se dio cuenta de que ella estaba ajustando la bata, miró hacia otro lado.

— No siempre una conversación puede arreglarlo todo, Federico. Estamos más tranquilos, más relajados ahora. — Incluso se refirió a la forma en que estaban vestidos — Creo que es el momento ideal para que hablemos con claridad y tomemos una decisión.

— No tienes que ser tan intransigente, Cristina. Hoy nos salimos de control, pero en general nos llevamos bien, ya sabes. Por la forma en que hablas das la impresión de que quieres poner fin a todo... — Comentó Federico con miedo.

— ¿Y si es así, Federico? ¿Y si esto es todo? — Mientras hablaba, caminó hacia la ventana para mirar el paisaje como le gustaba, dándole la espalda a su esposo en la desesperada calma que insistía en mantener.

Federico no pudo evitar mirar a Cristina con anhelo. Quería meterse debajo de esa bata, acariciar sus muslos, sus senos, disfrutar de su cuerpo que siempre había sido tan inalcanzable para él. Apenas podía concentrarse imaginando la desnudez de Cristina debajo de su bata, su imaginación fluía sin control, todo lo que quería era ese cuerpo en sus manos, incluso olvidando la pelea que tuvo con ella y cómo su rechazo y el apego al pasado lo desesperaban. Caminó tranquilamente hacia ella y, sin tocarla, habló casi en un susurro cerca de su oído.

Las sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora