19 - Viendo la verdad

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Gracias por los 3k de leídos y por todos comentarios. Para celebrarlo y atendendo a todos los pedidos les regalo un capítulo más.
Ya me esperaba un poco de impaciencia con el ritmo de la historia, pero créeme, ella hará sentido a su momento y ojalá esté valendo la lectura. Y está empezando un momento decisivo en este capítulo, del que no puedo hablar más... 🙊
Ojalá les guste.

***

La convivencia entre Carlota y Cristina en los días siguientes siguió igualmente tensa. Y ahora Cristina tenía que lidiar también con un estado de ánimo extraño y tenso entre ella y Federico. Desde ese beso, los dos ya no podían mantener su naturalidad el uno con el otro. Sostener la mirada era algo incómodo casi imposible. Cada vez que sus ojos se encontraban, ambos huían.

Con Carlota, Cristina evitaba hablar, pero no se alejó de Amanda. Ni si quisiera, podría hacerlo. La niña estaba tan unida a ella que se creó un vínculo entre las dos que ni siquiera la dureza y el autoritarismo de Carlota podían romperlo, y maquiavélica como era, sabía que si forzaban la situación, podría ver a su hija volverse contra ella. Así que, Carlota empezó a presionar a su esposo a darse prisa en lo que tenían que hacer allí para regresar a Madrid. En la habitación con Luciano, ella lloró:

— Luciano, no sé qué vas a hacer, pero nos vamos, tenemos que irnos de aquí.

Luciano era un hombre completamente manipulado por Carlota y le explicó que ella y él, después de tanto tiempo lejos de su país, tenían asuntos legales pendientes que no podían ser resueltos por terceros.

— Entonces regresamos Amanda y yo, y tú sigues solucionando estas cosas desde aquí. — Ella sugirió con desesperación.

— ¿Por qué tienes tanta prisa, Carlota? Nuestra hija está disfrutando conociendo nuestra ciudad, mi familia, la tuya.

— ¡Por eso mismo! — Le gritó Carlota. — Amanda está encantada con la hacienda y con Cristina. ¡Ella no puede amar este lugar, Luciano! ¡No puede amar a Cristina!

— Nunca entenderé todo esto, tu rencor hacia tu hermana. Ella es la familia que te queda, Carlota. ¿Qué te hizo ella?

— ¡Cristina es una libertina promiscua! Me di cuenta de eso cuando éramos jóvenes y más ahora. ¡No la quiero cerca de Amanda, ella nunca se acercará a Amanda!

— Tranquilízate, Carlota, tranquilízate. — Sugirió Luciano. — Nos iremos pronto. No puedes irte primero porque también hay problemas legales que tú tienes que solucionar aquí. Cosas de tu herencia. Sabes que necesitamos dinero. Tenemos que obtener capital del mío y de tu dinero. Si nos vamos ahora, sin obtener el capital económico que necesitamos en nuestros negocios de Madrid, ¿cómo sobreviviremos allí? Tendríamos que volver a México de todos modos. Tendríamos que volver a Teapa cerca de tu hermana. ¿Es eso lo que tú quieres?

— ¡No, eso nunca! No podemos ir a la quiebra, Luciano, tienes que arreglarlo. ¡No seas tan inútil! — La idea la aterrorizaba más que nada.

— Ofenderme no soluciona nuestros problemas económicos. Necesitas calmarte y dejar de crear molestias innecesarias. Deja que Amanda se divierta en la hacienda, que se lleve bien con su tía. A finales de este mes volveremos a Madrid con el dinero que necesitamos y nuestra hija nunca tendrá que volver aquí y olvidará todo lo que vivió aquí, será solo un recuerdo lejano de su infancia.

— Sí, Luciano! ¡Es eso! No podemos volver a Teapa, Amanda no puede estar bajo la nefasta influencia de Cristina. La educaré de la manera correcta. ¡Ella tendrá una vida perfecta! — Dijo Carlota con una mirada de ira en sus ojos. — Sabes que Amanda no puede apegarse a nada en Teapa, Tabasco y esa región, ¿verdad?

Las sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora