Su madre se fue al trabajo. Caminé con un paso dubitativo y me senté en la silla que estaba a pocos centímetros de la cama. Tomé su mano entre las mías. Su piel estaba suave, más caliente. Tenía que tomar grandes bocanadas de aire para impedir que las lágrimas caigan, si empezaba ahora...no podría parar jamás. Mi teléfono empezó a sonar. Lo corté de inmediato.
La primera vez que me llamó por mi nombre, fue increíble. Era más sexy cuando me usteaba, demasiado sexy, pero...cuando dijo mi nombre, se sintió natural...como si lo hubiera hecho siempre, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Todo con ella se sentía natural. Sentía que así debían ser las cosas.
Ya no resistí más, solía ser más fuerte, antes de que ella llegara a mi vida, era más fuerte. Sollozaba cada vez más fuerte. Trataba de controlarlo, me sentía avergonzada, pero no podía más. Todas esas máquinas hacían que pareciera un cuerpo inerte. La extrañaba tanto. Extrañaba tanto su roce, su voz, sus besos, sus caricias, su amor, el cual...creo que ya lo perdí.
No sé si hablarle en la noche hubiera servido de algo. Tenía demasiadas ganas de saludarla, hace días que no la había visto. Pero...me miró con una indignación, que nadie...nunca antes me había mirado así. Sentí una puñalada traspasando mi corazón. No la había superado, no quería que piense eso.
La vi marcharse, a un paso tan rápido que podía notarse que escapaba de algo...de alguien...de mí. Sentí un nudo en la garganta. Debí haber seguido mi instinto, correr tras ella, tomarla del brazo y besarla. Besarla como hace tiempo no lo había hecho, borrarle la idea de que quiero estar con alguien más, porque es la mentira más grande que podría decirse. No quiero estar con nadie más, nunca quise estar con alguien más después de conocerla.
Acaricié su mejilla. Cuánto daría porque me pudiera sonreír en este momento! Esa sonrisa que me hizo estremecer tantas veces. La sonrisa que me podía distraer en mi mayor momento de concentración. La sonrisa que me encantaba besar. La sonrisa que...podría ver el resto de mis días.
Me quedaba una hora. No quería irme. Ya tenía hipo de tanto llorar, pero no parecía estar cerca de volver a componerme.
V: Lo siento tanto... - entre mi llanto - Lo siento...
Apoyé mi frente en su pierna. Ella no se movía. No tomaba mi mano. No respiraba por ella sola. Ella...estaba dejando de existir.
V: No puedes...irte – rogué -No así!
Respóndeme Juliana! Reacciona Juls!! Sé que puedes hacerlo! Tienes que hacerlo... Sin ti ya nada tiene...ni un poco de sentido.
Las máquinas seguían con los sonidos típicos, chillones, irritantes. Dejé su mano, devolviéndola a su lugar. Me limpié las lágrimas.
Perdón...buen día - dijo una enfermera.
Bajé la cabeza apenada. Estaba hecha un desastre. De pronto vi una caja de pañuelos a mi lado.
V: Gracias... - susurré con un intento de risa.
No se preocupe - contestó sonriendo.
Se paró delante de las máquinas, y fue una por una, tomando nota de lo que veía.
V: Hay alguna...mejora? - con timidez.
Todo sigue igual - contestó segura - Pero eso es bueno.
La miré con una ceja arqueada. Cómo puede ser bueno que todo siga igual!
Muchos no llegan a este punto sin decaer – explicó - Por eso digo, es bueno.
Es bueno, claro. Bueno sería verla abrir los ojos. Bueno sería que pueda hablar. Estaría mejor que...no hubiera llegado aquí en primer lugar. Bueno sería que esto sea un mal sueño. Bueno sería que...me quitaran este dolor que tengo clavado en mí.
Hasta luego - dijo moviendo la cabeza.
Me limité a asentir una vez. No sé si sea bueno que me aferre a la esperanza que me dan sus "es una buena señal". Tal vez lo decían siempre. Tal vez no sea una buena señal, tal vez no signifique nada, y sólo lo digan para mantener el positivismo en las personas.
Se veía tan...no viva. Era muy duro verla así. Me merezco todo este sufrimiento, pero ella no merece morir. Le queda tanto. Si pudiera cambiar lugares lo haría. No se supone que las cosas terminarían así. No se supone que las cosas se terminarían.
Un día...me dejó una rosa encima del escritorio, antes de que llegara. Fue un detalle tan pequeño, pero me hizo sentir tan especial. Me demostró que pensaba en mí. Todos empezaron a llegar y empezaron a chismosear entre ellos. Claro, la cara de enamorada perdida que debí tener, debió ser algo de qué hablar. Sus susurros cada vez eran más fuertes, no sabían quién era el amante de la señorita Carvajal. Pero Juliana...Juliana traía una sonrisa de orgullo...enorme. Reí y negué con la cabeza. Ella era la amante de la señorita Carvajal.
Me saqué el anillo que me dio mi abuela antes de morir. Era muy especial para mí. Se lo puse en el dedo anular. Sonreí de lado.
V: Al menos me hubieras dado la oportunidad... – susurré - De pedirte que te casaras conmigo.
Nuestra segunda cita oficial fuimos a una...pizzería. No sonaba romántico ni nada, pero Juliana tiene cierta obsesión con ella. Me tomó de la mano por encima de la mesa, me hacía dar pequeños bocados a la pizza que ella sostenía. Estábamos tan...cariñosas que podíamos empalagar a cualquiera. Las servilletas tenían dibujitos de pizza. Tomó una y cortó un trozo en forma de corazón.
J: “Te regaló mi corazón... - dijo sonriendo y empujándolo hacía mí.
V: Segura...que no te hará falta? - riendo.
J: Me lo robaste hace mucho de todos modos - frunciendo su naricita"
Hasta el día de hoy tengo ese pedazo de papel en mi billetera. Con ella...me enamoré en tan poco tiempo. Siempre fui fría, no confío mucho en la gente, y es muy difícil que me abra completamente, pero ella me hacía sentir segura. Me hacía sentir...que estaba bien ser...yo. Me hacía sentir alguien tan especial...le daba sentido a todo.
Acaricié sus brazos por encima del vendaje. Lenta y suavemente, apenas rozando la yema de mis dedos. Nunca me perdonaré...no haber podido evitar esto. Nunca.
Disculpe - musitó.
Voltee mi cabeza para mirarla.
Se acabó el horario de visita - dijo tratando de sonreír.
V: Oh...esta bien - poniéndome de pie.
Acaricié su rostro, tratando de no mover el tubo que traía en la boca. Le arreglé un poco el cabello. Me acerqué y besé suavemente su frente.
V: Volveré más tarde – susurré - No olvides...que te amo.
Se sentía bien decir que la amaba, pero se sentía horrible que no pudiera responderme.
Gracias - dijo sonriéndole de lado a la enfermera.
Salí del hospital y volví a encajarme las gafas oscuras. Mi celular volvió a sonar.
V: Dime - sin ánimos.
B: Val!! Vendrás a almorzar verdad? – emocionada - Estamos esperándote.
V: Aamm...no creo que... - intentando inventar una excusa.
B: Valentina! - cambió a un tono más severo - No inventes historias, ven a comer.
V: Pero! No creo poder...tengo que... - balbucee.
B: Por favor? - suplicó.
V: Ok – gruñí - Voy en camino.
Me metí al auto. Debía ir a tragarme a la familia durante el almuerzo. Ya me dio ansiedad de sólo pensarlo. Espero que al volver al hospital...haya buenas noticias. Ojalá...sigan habiendo "buenas señales". No hay cosa que más quiera...en este momento, que Juliana despierte. Que no deje de existir.Cada vez que me duele mucho cuando val recuerdan los recuerdos que vivio con juls💔
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Enseñame Lo Que Es El Amor - Juliantina (Terminada)
FanfictionPRIMERA PARTE Valentina era la nueva maestra de literatura, una mujer absolutamente hermosa, con una sensualidad que emanaba de cado poro de su piel, cruzó su camino con una joven llamada Juliana A Juliana no le importaba nada, ya había decepcionado...