Nuestra promesa Parte 2

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—Las clases han estado aburridas como siempre, ¿no crees, Hinata-chan? —preguntaba Matsuri mientras ella y su amiga salían de la escuela solas, pues Sari dijo que tenía cosas que hacer y Sakura se había ido a casa con Sasuke—. ¿Hinata-chan? —volvió a llamarla la castaña, ya que su amiga parecía muy distraída.

—¿Eh? ¿Qué pasa, Matsuri-chan? —preguntó Hinata con una sonrisa algo nerviosa. Matsuri la miró y suspiró hondamente.

—Tienes que calmarte, comprendo que te sientas extraña con Naruto-san en la misma clase que nosotras, pero no deberías ignorarlo todo el tiempo, deberías hablar con él —le aconsejó, pero su amiga rápidamente negó con la cabeza, para ella eso era demasiado y Matsuri lo sabía, aunque no podía comprenderlo.

—No puedo hacerlo, lo veo y mi cuerpo tiembla por completo —refutó la ojiperla bajando la mirada con tristeza, con vergüenza de ser como era—. Seguro que él piensa que yo soy una tonta, nunca se fijaría en mí, Naruto-kun jamás me hará caso...

—No digas eso... —le dijo Matsuri, sintiéndose algo triste por su amiga. Ella jamás se había enamorado, no sabía lo que se sentía cuando se quería a alguien, lo más cerca que experimentó ese sentimiento fue con su amigo de la infancia, pero a él no lo volvió a ver jamás y a estas alturas estaba segura de que nunca lo vería de nuevo, una parte de sí aún dolía al darse cuenta de que él nunca cumplió su promesa de no olvidarla. A veces sentía deseos de enamorarse, de amar a una persona tan intensamente hasta llegar al punto de darlo todo por él, de que él lo diera todo por ella, pero ¿acaso el amor de ese tipo era posible?

Lo único que conocía sobre el amor era por sus dos amigas, una que estaba enamorada y feliz con su novio, mientras que la otra sufría en silencio por no atreverse a confesarse. De Sari no tenía idea, ella, a pesar de salir con algunos chicos, jamás decía algo como estar enamorada, al parecer nunca le había pasado tampoco y ahí tenían algo en común.

Me pregunto... ¿Podré enamorarme algún día? —pensó mirando hacia el cielo. Justo en ese momento se apareció la limusina de Hinata, la ojiperla le miró con una sonrisa y se fue junto a su primo Neji y Tenten, la novia de él, ellos dos iban a un grado más adelantado que ellas pues eran un año mayores, por eso Matsuri no los conocía demasiado.

—Bueno... —la chica suspiró mientras caminaba de regreso a casa. Se tendría que ir caminando porque seguramente su padre trabajaría hasta tarde, así que no tendría otra opción, pero no se quejaba pues le gustaba caminar, era mucho más productivo que ir en auto—. Dios, ¿por qué todo el día he tenido este extraño sentimiento? —se preguntó intrigada, llevándose una mano al pecho—. Como si algo increíble me fuese a pasar.

Mientras caminaba por las calles de la ciudad, su sonrisa apareció instantáneamente en su rostro. La gente transitaba apurada hacia sus trabajos, los niños jugaban felices, los autos hacían colas impresionantes, pero ella sólo sonreía, apurando su paso. Parecía que el día había sido perfecto y aunque el sentimiento de ansiedad oprimía su pecho, trataba de ignorarlo para no inquietarse, porque nada malo podía sucederle.

Sin embargo, estaba muy equivocada, pues en un solo segundo su día perfecto se había arruinado, en cuando dobló en una esquina, tropezó con algo y cayó al suelo, sintiendo un peso más posarse sobre ella. Se golpeó levemente la cabeza con la vereda, así que cerró los ojos por el dolor que sintió, deseando matar a alguien.

—Auch... —se quejó adolorida, tratando de sobar con una mano la zona afectada, pero se sentía prisionera y apenas podía moverse, por el hecho de que había alguien tirado encima de ella y al parecer no pensaba moverse.

—Demonios, niña tonta —escuchó una voz grave, masculina y profunda, la cual tenía un increíble tono de fastidio, aparte de Sasuke Uchiha, jamás había oído a alguien con este tono tan frío y quisquilloso, pero en cierta medida le parecía familiar.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora