Trago amargo Parte 2

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El sol por fin había salido y hoy era el día tan esperado para una hermosa joven de rubia cabellera y ojos azules. Hoy la hermosa y popular Ino Yamanaka comenzaba sus clases en el instituto. Actualmente su prima también asistía ahí, pues como Ino estaba enterada, le iba bastante bien en cuanto a las calificaciones, sin embargo, a ella nunca le había agradado su prima Matsuri, era demasiado simplona para ser familia de alguien tan genial como ella.

—Yamashita-san —llamó al tiempo que bajaba las escaleras. Al instante, un empleado de mediana edad apareció delante de ella, haciendo una leve reverencia—. ¿Está listo el auto para llevarme a la escuela?

—Sí, señorita Yamanaka, cuando usted quiera podemos irnos —respondió el hombre.

—Perfecto —fue todo lo que dijo la chica, esbozando una sonrisa.

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Después del desayuno, Matsuri estaba lista para irse a la escuela, aunque hoy no sonreía como siempre, lo que dejó un poco preocupados a sus padres; sin embargo, ninguno de ellos se atrevió a decir algo frente a ella.

Cuando la chica salió de su casa, se encontró afuera con sus vecinos, los tres hermanos Sabaku No.

—Oh, pero si es Matsuri —dijo la mayor de ellos, saludando con un gesto de mano a la castaña, al mismo tiempo que le sonreía—. ¿Cómo estás, Matsuri?

—B-bien, gracias, Temari-san —respondió la menor, mirando de reojo la expresión de indiferencia en el rostro de Gaara.

—Buenos días, pequeña Matsuri —le dijo Kankuro, para quién no pasó desapercibido el tenso ambiente que se había formado entre su hermano menor y su vecina; algo había pasado entre esos dos y él tenía que averiguarlo—. Oye, Matsuri-chan, ¿no te gustaría caminar con nosotros hacia la escuela?

Matsuri nuevamente miró a Gaara y, al hacerlo, supo que ir con ellos no le agradaría ni un poco.

—L-lo siento —se disculpó, haciendo una leve reverencia—, hoy tengo que llegar un poco más temprano, así que me iré antes —y sin más, salió corriendo, alejándose de los tres hermanos, mientras los dos mayores la veían con extrañeza. Por su parte, Gaara sólo pudo fruncir el ceño y empezó a caminar.

—Gaara, ¿le hiciste algo a Matsuri? —le preguntó audazmente Temari, notando que ella había salido corriendo luego de mirar a Gaara—. ¿Por qué ella actuaba tan rara hoy?

—¿Por qué habría de saberlo? —respondió de mala gana el pelirrojo, llevándose las manos a los bolsillos del pantalón y caminando un poco más rápido, pues no tenía ganas de responder las absurdas preguntas de sus hermanos. Ellos siempre eran igual, siempre estaban tratando de decirle qué hacer y qué no hacer, eran tan molestos cuando se comportaban de esa forma.

Él simplemente quería olvidarse del hecho de que alguna vez consideró ser amigo de Matsuri y, lo que es más, que alguna vez creyó que podría sentir algo más por ella.

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Matsuri entró corriendo a la escuela aquella mañana, sin siquiera mirar por donde iba. No quería seguir atormentándose por el comportamiento de Gaara hacia ella, pero por más que trataba no dejaba de pensar en eso. Sin embargo, una voz muy conocida la distrajo de esos pensamientos.

—Pero si es mi querida prima —dijo esa voz, haciendo que Matsuri alzara la mirada, totalmente sorprendida—. Veo que nos encontraremos seguido a partir de ahora.

—¿I-Ino-chan? —cuestionó la castaña.

La chica rubia estaba sonriendo, mientras una gran cantidad de chicos la miraban como si ella fuese una princesa, aunque era casi cierto, después de todo, era así como era tratada por todos en su casa. Ino vivía con su padre, un importante empresario que se dedicaba más a sus negocios que a atenderla a ella, por lo que casi vivía sólo con los empleados. Estaba acostumbrada a tratar a todos como si fuesen sus sirvientes y nadie podía no ceder a sus caprichos.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora