Nuestra amistad Parte 1

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El timbre que avisaba que había llegado la hora del almuerzo finalmente había sonado y todos los chicos estaban saliendo del salón para dirigirse al patio. Matsuri sacaba su almuerzo de su bolso mientras sus amigas salían afuera para encontrar un buen lugar en el comedor de la escuela. Estaba en ello, cuando notó a Gaara acercarse a ella, así que se le quedó mirando.

—¿Pasa algo, Gaara-kun? —le preguntó intrigada, a lo que el pelirrojo sólo le extendió su mano, desviando la mirada hacia un costado y dejando ver un pequeño paquetito de dulce. Matsuri sonrió graciosa antes de aceptar el ofrecimiento—. ¿Y esto? —cuestionó.

—Mi madre te lo envió por lo de la otra vez, olvidé dártelo en la mañana —explicó de lo más práctico, para luego darse la vuelta y marcharse.

La chica mantuvo su mirada fija en la espalda del joven, notando la forma de ella. Gaara era un chico apuesto, ella lo sabía muy bien, pero siempre que pensaba en ello se decía a sí misma que no debía. Él era su amigo, su mejor amigo de la infancia, el cual no la recordaba y cuyo deber era precisamente ese, hacer que él le recordara.

—¡Gaara-kun! —le llamó antes de que éste saliera del salón, notando como él se volteaba levemente para verla—. ¡Gracias! —le dedicó una sonrisa brillante y enorme, sin notar que ello hacía vibrar el corazón del chico como no tenía idea.

—Hm —expresó de forma monótona, procediendo a abandonar el lugar.

Matsuri siguió sonriendo contenta. A pesar de lo cambiado que pudiese estar Gaara, le emocionaba mucho el tenerlo de vuelta en su vida. Lo quería de verdad, le gustaba su compañía, aunque éste sólo la molestara o le hablara fríamente.

Él siempre sería su amigo.

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Hinata comía un trozo de pan dulce, sentada en una de las mesas del comedor de la escuela, parecía como si alguien la estuviera persiguiendo, pues estaba retraída en su puesto, casi en posición fetal.

—¿Te pasa algo? —le preguntó Sakura, a lo cual, la ojiperla le miró confusa—. Estás rara hoy, Hinata.

—N-no es nada —aseguró la joven. En ese momento, Naruto y Sasuke se acercaron a su mesa, no solían comer todos juntos, pero hoy era un día importante, o algo así.

—¡Sakura-chan! —gritó el rubio, sentándose justo frente a la peli rosa y al lado de Hinata, la cual se sonrojó hasta las orejas, pensando lo peor, que quizá Naruto hablaría algo sobre lo que había sucedido el día anterior, pero no fue así—. ¡Feliz cumpleaños! —exclamó—. ¿Vas a celebrar este viernes?

—Gracias, Naruto —le respondió la rosada, sonriendo—. Claro que sí, como todos los años.

—Espero que se trate de una verdadera fiesta y no de tus cosas nerd, frentezota —se escuchó una voz femenina desde atrás de Naruto, el cual se volteó, para encontrarse con Ino, quién se venía acercando y tomó asiento sin ser invitada, justo a un lado de Sasuke—. Hola, Sasuke-kun, escuché que este año irán al campeonato intercolegial de baloncesto, espero que logren ganar.

—Sí, gracias —respondió fríamente el Uchiha. No le agradaba Ino, cuando eran más pequeños, solía siempre acosarlo, pelearse con Sakura y decir que él le pertenecía. Sakura también se comportaba así antes, pero había cambiado; se notaba que Ino no.

—Oye, Ino-cerda —le llamó la Haruno, con una venita marcada en su frente, signo de su enojo—. ¿Por qué no te haces un poco para allá? —sin pensárselo mucho, tomó del brazo a Sasuke. Era cierto que seguía molesta con él, pero aun así no dejaría que nadie intentara propasarse con su novio—. Y por si quieres saberlo, mi fiesta será genial. Mis padres van a salir durante todo el fin de semana, volverán el domingo por la noche, así que no habrá restricciones.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora