Consecuencias y enredos Parte 1

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Después de que las clases de la mañana ya hubiesen acabado, Matsuri se encontraba junto a Hinata, Sari e Ino en el patio, las cuatro comían su almuerzo, pero estaban muy calladas.

—No es lo mismo sin Sakura-chan —murmuró la ojiperla, quién bajó la mirada con desánimo. Sabían que su amiga estaba castigada y que no la verían por ese día, al menos.

—Así es —le respondió Matsuri.

—Ustedes son demasiado dependientes de esa pelo de chicle —opinó Ino, quién no se mostraba para nada interesada en volver a ver a la Haruno—. ¿A quién le importa que no haya venido?

—¿Cómo puedes decir eso? —le regañó su prima, con el ceño fruncido. Matsuri sabía el tipo de relación de amigas-enemigas que llevaban Ino y Sakura, pero la rubia siempre solía pasarse de la raya con sus comentarios, era muy malintencionada.

Ino simplemente le hizo un desprecio, mirando en otra dirección. Sari parecía ajena a lo que hablaban las otras tres, estaba más interesada en ver hacia la cancha de baloncesto, en donde los chicos, en especial Gaara, se lucían entrenando.

—Gaara es tan apuesto —murmuró de pronto, captando la atención de las otras chicas.

—No lo mires tanto, yo lo vi primero —se quejó Ino.

Sari frunció el ceño, observando furiosa a la rubia que estaba a su lado.

—Obviamente yo lo vi primero, tonta. No te atrevas a meterte entre Gaara y yo.

—Gaara es mío, tontita, lo fue desde que nos vimos por primera vez —insistió Ino, apuntando con su dedo índice una y otra vez sobre el hombro de Sari.

Matsuri suspiró. ¿Qué rayos pasaba con esas dos? ¿Cómo podían discutir así sobre la propiedad de otra persona? Aunque lo que había dicho Sari era muy cierto, Gaara era apuesto, demasiado apuesto.

—Ah, no puede ser, no debería pensar así de Gaara-kun —se regañó mentalmente, cerrando sus ojos al darse cuenta de que su rostro se había puesto rojo y su corazón se había acelerado al observar cómo Gaara encestaba una canasta. ¿Cómo podía ser tan guapo?

En la cancha, los chicos continuaban con su práctica, Naruto estaba especialmente emocionado por el hecho de que finalmente tendrían un buen equipo para poder competir en el torneo contra las demás escuelas, todo gracias a que Gaara era increíblemente bueno, a pesar de que decía no haber jugado antes.

—¡Buen tiro! —exclamó el rubio tras ver a Gaara encestar nuevamente—. Este año seguramente ganaremos.

—¿No estarás siendo demasiado positivo? —la pregunta de Sasuke provocó que el ceño de Naruto se frunciera.

—Tú siempre tan amargado —se quejó el de ojos azules, a lo que una venita se marcó en la frente del Uchiha.

Gaara, ajeno a las tonterías de ese par, tan sólo se acercó a la banca para beber un poco de agua. Cuando dejó la botella nuevamente en su lugar, miró de reojo la muñequera que siempre traía consigo. Se le vino a la mente la niña de sus vagos recuerdos, se preguntaba si acaso ya la habría visto y no había podido reconocerla, ¿quién podría ser? ¿Acaso estaba en esa escuela? Quizá era alguna de sus compañeras, o quizá ella ya ni siquiera vivía ahí.

—No debería pensar tanto... —se dijo a sí mismo, soltando un suspiro.

Últimamente había pensado mucho menos en sus memorias perdidas y había estado de mejor humor que nunca, era poco lo que se enojaba por no poder recordar, todo ello se lo debía a una persona, a una chica que lograba hacerlo sonreír con su torpeza y su dulzura; todo se lo debía a Matsuri.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora