Elevando las apuestas Parte 1

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Advertencia: Momento hot. (?)

......

Encendió la luz al llegar a su casa, todo estaba oscuro y tranquilo, ya que vivía sola. Se suponía que debía estar preparándose para asistir a sus clases nocturnas, pero se sentía tan afectada y asustada todavía, que apenas y podía pensar, sus manos y sus piernas temblaban, era molesto, pero por suerte, no estaba sola en ese momento.

—Tienes una casa bonita —dijo Itachi, entrando detrás de ella y cerrando la puerta. La casa era pequeña y cómoda, estaba bastante limpia y ordenada, aunque, cuando se fijó mejor, había algunas prendas íntimas repartidas por encima del sofá de la sala.

Sus ojos no pudieron evitar quedarse mirando aquello, le parecía un poco curioso que ella dejara su ropa en cualquier lugar de la casa, pero suponía que así era vivir solo. Izumi, al darse cuenta de lo que veía Itachi con tanta atención, corrió a recoger sus prendas para meterlas a su habitación, con la cara totalmente roja.

—¡Lamento el desorden!

El azabache simplemente se cruzó de brazos y cerró sus ojos, no es como si fuera la primera vez que veía algo como eso, pero le causaba gracia la reacción de Izumi.

—I-Itachi... —la voz de la chica llamó su atención, haciendo que volviera a abrir los ojos, ella estaba de pie frente a él, pero miraba al piso, avergonzada—. Gracias por haberme acompañado... ya puedes irte, estoy bien...

Él no dijo nada, sólo caminó un paso hacia ella, apoyando sus dos manos sobre los hombros de la más baja, que lo miró con cierta sorpresa, mientras sus mejillas enrojecían.

—Izumi, ¿por qué ibas tan distraída? Deberías tener más cuidado, no eres una niña —dijo en tono de regaño, no entendía muy bien por qué, pero se sentía molesto, cuando vio que ella estuvo a punto de ser atropellada, había corrido como un rayo para salvarla, ni siquiera se detuvo a pensar, simplemente actuó antes de que se diera cuenta.

La castaña frunció el ceño y también sus labios, mirándolo fijamente, a pesar de que le costaba un montón.

—Deja de tratarme como una niña entonces —respondió, estremeciéndose por la intensa mirada de Itachi y por lo apuesto que era, fue en ese instante en el que se dio cuenta de que los dos estaban completamente solos, eran dos adultos solos en una casa, así que su cara completa se puso roja.

Itachi pareció darse cuenta de lo mismo, así que la soltó, llevándose una mano empuñada a la boca y carraspeando su garganta.

—Sólo estaba preocupado —dijo entonces, intentando dispersar el ambiente de incomodidad—. ¿Estás segura de que vas a estar bien? —ella asintió con la cabeza, así que él suspiró—. Muy bien, entonces... supongo que ya me voy —se dio la media vuelta para marcharse; sin embargo, sintió que la chica lo sostenía por la tela de la camisa.

—¿No quieres... comer unos dangos? Tengo algunos...

Cuando Itachi volteó a verla, notó que Izumi estaba nuevamente sonrojada, ella no se atrevía a verlo a la cara y esa imagen le hizo sentir avergonzado también.

—Claro...

—*—*—*—*—*—*—*—

Después de platicar un rato con sus amigas y hacer el papel de consejera, Hinata regresaba a casa en un taxi, había hecho lo posible por hacerlas sentir mejor, aunque ella misma no estaba segura de sentirse del todo bien, después de todo, no dejaba de pensar en las tonterías que su padre seguía queriendo obligarla a hacer, como seguir el negocio de la familia o salir oficialmente con Toneri, a quien apenas conocía.

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