Confesión de amor Parte 2

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Era bastante temprano por la mañana cuando Matsuri se levantó, se dio un baño y desayunó junto a sus padres. Les había comentado la noche anterior sobre lo sucedido con su prima Ino, así que los tres habían quedado de ir a verla, pues sabían que Inoichi, el padre de la chica, estaba fuera de la ciudad por negocios.

Después de terminar de desayunar, la chica se fue a lavar los dientes, mientras esperaba a que sus padres acabaran de arreglarse para salir, en eso, su celular comenzó a sonar. Escupió el agua con la que se estaba enjuagando y miró la pantalla, era un mensaje, cuyo remitente le hizo ponerse nerviosa, ya que había recordado lo que pasó la noche anterior.

—Gaara-kun ya está despierto... —murmuró, pensando cómo iba a contestar aquel "hoy hay que hablar". Había estado pensando toda la noche al respecto y aún no sabía qué hacer, todo esto le daba mucho miedo, tan solo esperaba no echar a perder las cosas con Gaara. Le envió un simple "claro" y se guardó el celular en el bolsillo del pantalón.

Después de que sus padres estuvieran listos, salieron para montarse en el auto de Ryu. Éste estaba poniéndose el cinturón de seguridad, mientras su hija se acomodaba en el asiento de atrás, en eso, la madre de Gaara, quién estaba regando las plantas en su patio delantero, llamó a la madre de Matsuri y le dijo algo. Momentos después, Ayako también se montó en el auto.

—¿Qué te dijo la vecina, cariño? —preguntó el hombre, encendiendo el motor del auto, para luego partir.

—Oh, nos invitó a cenar esta noche con ellos —contestó alegremente la mujer, a lo que Matsuri abrió sus ojos con gran sorpresa.

¿Cenar en casa de Gaara, con toda su familia presente? ¡Se iba a morir de la pena!

No tardaron mucho en llegar al hospital y, después de conseguir estacionamiento, se dirigieron a ver a Ino. Ella ya se encontraba en compañía de su padre, el cual había llegado hace un rato, permitiendo que Sai se retirara. Inoichi Yamanaka era un hombre alto, de cabello rubio y largo, tenía un gran parecido con su hija, o más bien, ella era idéntica a él. Después de saludar a Ino y comprobar que ella estaba bien, los padres de Matsuri y el padre de la paciente salieron un rato, dejando a solas a las dos jóvenes.

—¿Cómo te sientes, Ino-chan? —le preguntó la castaña, sentándose a su lado. Ino podía estar convaleciente, pero, aun así, seguía viéndose hermosa y llena de estilo, Matsuri no podía negarlo.

—Estoy bien —le respondió Ino. Estaba recostada en la cama de hospital, pero ésta estaba un poco alzada para permitirle ver la televisión y no pasar mirando al techo—. Escuché que tuviste que cubrirme en la obra.

Matsuri se sonrojó al recordar aquello, no era algo que le llenara de orgullo, tomando en cuenta que todos la habían visto.

—Ah, s-sí, era eso o se cancelaba todo.

Ino frunció ligeramente los labios.

—No es justo —se quejó, cruzándose de brazos—. Yo quería besar a Gaara, no se vale que al final lo hayas hecho tú.

—Y-yo no lo besé —Matsuri aclaró rápidamente el tema, moviendo sus manos nerviosamente en todas direcciones, puesto que había recordado nuevamente lo que pasó después de que la obra acabara y ambos se habían quedado a solas—. Y-yo no... Ino-chan...

La pequeña carcajada que Ino dejó escapar llamó la atención de Matsuri, quién tenía las mejillas rojas y no lograba hablar de modo coherente.

—Escucha... —la rubia dejó de reír y miró fijamente a su prima, había pasado por una experiencia demasiado fuerte para ella, algo le decía que debía dejar de lado ciertas actitudes que le hacían daño a las demás personas, sobre todo a Matsuri, quién siempre se preocupaba por ella—. Matsuri, yo sé que Gaara te gusta.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora