El timbre sonaba indicando que la clase por fin había acabado y que el descanso largo de almuerzo se acercaba. Naruto, quién ya estaba muriendo por prepararse un delicioso ramen, saltó de su asiento tremendamente animado.
—¡Ah, por fin es la hora de comer! —exclamó, buscando en su bolso el pequeño recipiente de ramen instantáneo que solía traer casi todos los días, excepto cuando servían algo que le gustara en la cafetería.
—¿Otra vez traes eso? —le reclamó Sasuke, mirándole con fastidio—. ¿No te duele el estómago de comer tanto esa porquería? —hablaba, mientras Sakura se acercaba por su costado, tomándole delicadamente la mano.
—Es cierto, Naruto, no le hará bien a tu cuerpo comer lo mismo todos los días —le dijo la peli rosa en tono de preocupación.
—No es ninguna porquería, Sasuke-teme —respondió el rubio, mirando a Sasuke con la misma expresión de fastidio que éste también le ponía, luego volteó a ver a Sakura, sonriéndole—. Sakura-chan, mi estómago es super fuerte, de veras —le aseguró, dándose dos golpes en el estómago.
Sakura simplemente suspiró, no tenía caso tratar de razonar con el cabeza dura de Naruto, mucho menos, si se trataba de ramen, pues él siempre lo defendería a capa y espada.
El rubio salió alegre del salón, últimamente estaba más feliz de lo normal. Había estado notando a cierta chica de la clase, a la cual no solía prestarle atención antes, gracias a los consejos que le daba su amiga de la internet, Naruto se había dado cuenta de que hay más peces en el mar, Sakura no era la única chica bonita del mundo y eso lo tenía muy claro.
Después de calentar un poco de agua en la cafetería, Naruto vertió la misma dentro del envase de su ramen, dejando los palillos sobre la tapa ya cerrada, para que los fideos se ablandaran. Mientras esperaba, alguien se le acercó.
—¿Estás comiendo solo?
El Uzumaki reconoció enseguida aquella voz grave, así que no tardó en responderle.
—Ah, Gaara —dijo con su típico tono alegre—. Sí, Sasuke odia verme comer ramen, además, dijo que hoy almorzaría con Sakura-chan —volvió su vista al pelirrojo, el cual lucía un poco fastidiado—. ¿Pasa algo? —preguntó.
—Sí —Gaara frunció el ceño, mientras se cruzaba de brazos—. La directora pidió vernos a ambos, también a Sasuke y al otro chico... —lo pensó durante un segundo, antes de proseguir—. Creo que Kiba, dijo que era algo sobre el festival cultural.
—¿Qué querrá la vieja? —se preguntó el ojiazul, con expresión de confusión en su rostro.
Gaara no tenía nada que comer en ese momento, no tenía nada de hambre tampoco, se sentía de muy mal humor desde que había visto a Matsuri hablando con el chico de tercer año. Estaba bastante metido en sus pensamientos, por lo que no notó en qué momento el hombre que precisamente despertaba sus celos, se acercaba a su mesa.
—Naruto —dijo Sai, dirigiéndose al rubio—. Ten, he venido a devolver el juego que me prestaste, estuvo bastante interesante —comentó el pelinegro, dejando sobre la mesa la pequeña caja que contenía el juego de PS4—. Aunque tardé más de lo pensado debido a la lesión de mi mano.
—¡No hay problema! —contestó el alegre rubio, recibiendo el juego para luego metérselo en el bolsillo del pantalón, cabía casi entero, pero un poco de la caja sobresalía—. ¿Tu mano aún no mejora? ¿Qué te dijo el médico?
—Estaré bien en unos días, no fue nada grave —aseguró el chico con una sonrisa serena—. Bueno, me voy —miró de reojo a Gaara, quién parecía ignorarlo. Recordaba haberle visto siendo cercano a Matsuri casi desde que había llegado a la escuela, era bastante molesto, a decir verdad.
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No Me Olvides
Romance"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...