Iba saliendo del baño, cuando se topó con Naruto, parado de pie junto a la puerta. Hinata ahogó un grito de la impresión al verlo, el rubio parecía serio y no le apartaba la vista de encima.
—Al fin sales —le dijo el chico. Le tomó por la muñeca y la jaló lejos de ahí, llevándola en otra dirección, un lugar donde pudieran hablar sin que nadie les fuera a interrumpir.
—N-Naruto-kun, ¿qué...?
El rubio se detuvo cuando llegaron al salón de baile, en donde cerró la puerta detrás de ambos, observando a la chica de ojos perla sin cambiar en lo más mínimo su expresión.
—Quiero hablar contigo y no dejas de evitarme, Hinata, tuve que tomar medidas —él le respondió finalmente, frunciendo el ceño—. ¿Exactamente qué te hice para que no quieras hablarme? ¿Es porque te vi aquí ensayando?
Automáticamente, las mejillas de la Hyûga se tiñeron de rojo. Todo esto era tan vergonzoso, de todas las personas que podían haber descubierto su afición por el baile, justo tenía que ser Naruto, el chico que más le hacía avergonzar en el planeta, debido a lo mucho que le gustaba.
—¿Me odias, Hinata? —la pregunta del rubio le hizo alzar inmediatamente la vista, negando con la cabeza de forma ferviente.
—No, no, Naruto-kun, claro que no —ella aclaró lo más rápido que pudo—. Yo jamás, jamás podría odiarte... ya te había dicho... —volvió a bajar la mirada, sentía que su corazón estaba acelerado, que sus piernas temblaban. Estar a solas con Naruto no era cosa fácil, habría deseado tener el coraje para decirle que estaba completamente enamorada de él, para poder abrazarlo, para besarlo, pero sabía que jamás sería capaz de eso.
—¿Entonces? —el chico frunció los labios, ahora parecía que hacía un puchero, se veía muy adorable en opinión de Hinata.
Ella nuevamente le miró, antes de comenzar a hablar.
—Me gusta mucho bailar, ¿sabes? —comenzó diciendo ella—. Es algo que siempre hago cuando estoy a solas, desde pequeña. Mi familia es muy conservadora, mi padre es un empresario reconocido, él desea que yo sea como él —se mordió el labio inferior—. Una vez me descubrió bailando, le dije que quería dedicarme a eso, se enfadó muchísimo, dijo que nadie de su familia sería un vago —de pronto, sus ojos se llenaron de lágrimas, Naruto se sintió un poco tonto, quería reconfortarla, pero no sabía cómo—. Si él supiera que yo sigo en esto, me mataría, por eso yo... me avergüenzo y me da mucho miedo.
—Hinata... —Naruto meditó un momento sus palabras, hasta que por fin habló—. Yo en verdad estaba sorprendido cuando te vi bailar, creo... no, estoy seguro de que tienes un enorme talento. Entiendo si tu padre se opone a eso, las familias son difíciles —por unos segundos, su mirada se opacó, para él no era fácil hablar de temas familiares, debido a su pena—. Pero no te avergüences, tampoco tengas miedo, te juro que yo no le diré a nadie.
La chica asintió con la cabeza, aún estaba mirando al piso, así que se sorprendió cuando el Uzumaki apoyó una de sus manos sobre su mentón y le alzó el rostro, obligándola a verlo.
—No llores, ¿sí? —él le sonrió—. Te ves mucho más bonita cuando sonríes.
Por alguna razón, en ese momento ella no se sintió avergonzada a morir, se sentía feliz, comprendida, así que le sonrió a Naruto. El rubio se sentía perdido en su mirada, sus ojos aperlados, como dos lunas. Bajó un poco la mirada y los labios femeninos parecían tan atrayentes que no pudo evitar acercarse a ellos. Estuvo a sólo unos centímetros de tocarlos, pero el sonido del timbre que avisaba el comienzo del segundo periodo resonó en sus oídos.
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No Me Olvides
Romance"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...