La importancia de confiar Parte 2

181 23 49
                                    


Las clases del profesor Morino eran las más aburridas para Shikamaru, si no se quedaba dormido en ellas, solía inventar alguna excusa para salir del salón, ese día, dijo que le dolía el estómago y si podía ir a la enfermería.

Cuando llegó, la enfermera no estaba, suponía que andaba perdiendo el tiempo como siempre, pero quien sí estaba era Temari, lo supo porque ya había pasado antes a echar un vistazo por su salón y ella no estaba presente. Corrió sigilosamente la cortina que estaba tapando la cama y ahí la vio, ella tenía sus ojos cerrados y lucía un poco pálida.

—Qué problemática mujer —murmuró para sí mismo, esbozando una suave sonrisa—. Se ve bien cuando duerme.

—¿Eso crees? —cuestionó Temari, abriendo sus ojos y sorprendiendo al Nara, que no se esperaba que ella estuviera despierta.

—¿Oíste lo que dije? —preguntó tontamente, ligeramente avergonzado—. Bueno, qué más da —añadió, soltando un suspiro—. ¿Te sientes muy mal?

La rubia se sentó con cuidado, todavía estaba algo mareada y, al ver que ella se esforzaba, Shikamaru la ayudó.

—Gracias, estoy bien —dijo ella, sonriendo levemente—. A decir verdad, no me siento tan mal, pero estoy un poco asustada.

El Nara frunció un poco el ceño.

—¿Asustada?

Temari negó con la cabeza, no era bueno contarle esa tontería a alguien como Shikamaru, él no lo entendería, además, sólo era una idea tonta.

—Nada, nada —respondió, mirando intrigada al menor, quien no dejaba de observarla con interés, nunca había notado lo amable que era Shikamaru, porque parecía que cualquier cosa que hiciera, le causaba fastidio y desgano—. Oye... —dijo—. ¿Por qué estás aquí?

Enseguida, él se exaltó un poco, su rostro se sintió caliente, así que miró por la ventana para disimular, llevándose una mano a la nuca.

—Por nada, sólo trataba de saltarme la clase del profesor Morino —mintió, tratando de lucir desinteresado—. Me enteré de que estabas enferma y quise saber si estabas bien, es todo.

—Ya veo... —la rubia sonrió aún más, él no era bueno mintiendo, pero el hecho de que se preocupara por ella se le hacía muy lindo de su parte—. Bueno, eres bienvenido a mi palacio, al menos, hasta que la clase acabe.

Shikamaru la miró, esbozando una suave sonrisa que demostró mucho más de lo que él hubiese querido. No le dijo ni una palabra, solamente se recostó sobre la cama de al lado y se quedó mirando al techo, porque, aunque no hablaran, estar junto a Temari lo hacía sentir reconfortado.

—*—*—*—*—*—*—*—

Durante lo que restó del día, los chicos estuvieron concentrados en sus clases, habían estado algo pesadas, ya que se acercaban los exámenes antes de las vacaciones de invierno, por lo que repasaron muchos temas. Matsuri fue al casillero a guardar sus cosas, en lo que Gaara también hacía lo mismo. Mientras ella terminaba de cerrar, vio a Sari parada a su lado.

—Muy bien, veo que no le dijiste nada a Gaara, bien hecho —le dijo con una sonrisa sarcástica que hizo que a Matsuri le doliera el corazón y hasta el alma, en serio, no podía entender qué era lo que sucedía con Sari, por qué actuaba de ese modo, si se suponía que ambas eran amigas.

—No, no le dije —contestó—. Pero no voy a permitir que lo engañes, Gaara-kun no se lo merece.

La de cabello más largo arqueó una ceja.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora