Reencuentro Parte 2

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Hinata estaba saliendo del baño, cuando sin querer chocó contra una chica que iba entrando, tirándole su estuche lleno de chucherías (maquillaje, adornos para el cabello, etc), las cuales se esparcieron por el suelo.

—Oh, l-lo lamento, iba distraída —la ojiperla se agachó apresurada para recoger las cosas, sin siquiera mirar a quién estaba delante de ella. La otra joven también se agachó para recoger sus cosas.

—Tranquila, yo también iba distraída —respondió amablemente la otra, guardando las últimas cosas en su estuche, para luego recogerlo y ponerse de pie.

Hinata alzó la mirada para ver a la joven con la que había tropezado, sorprendiéndose al darse cuenta de que se trataba de nada más y nada menos que la chica del salón B, la cual se le había declarado a Naruto y lo había besado. La Hyûga no sabía su nombre, tampoco lo quería conocer, sólo sabía que ella había sido capaz de hacer lo que su persona jamás se atrevió; ir por el amor de Naruto.

—Lo lamento —la ojiperla hizo una leve reverencia y se fue corriendo de ahí, dejando un poco desconcertada a la contraria, la cual sólo entró al baño después de verla irse.

Siempre había odiado su personalidad tan tímida y tonta, no podía entender por qué era tan cobarde, por qué no se podía acercar al chico que quería, por qué le daba vergüenza y se sentía inferior a otras chicas. ¿Era normal acaso tener una autoestima tan baja?

—Soy una estúpida... —murmuró para sí misma, apoyándose contra una pared, cerca del pasillo de los lockers. Se cubrió el rostro con ambas manos, intentando evitar llorar, pero no lo conseguía, era demasiado débil. Se sentía tan inferior a esa chica, como si nunca pudiese ser capaz de competir con ella, es que, ni siquiera se creía con el derecho de hacerlo.

Naruto estaba fastidiado, odiaba las clases de matemáticas, el hermano de Sasuke era sumamente estricto, aunque no le caía mal, de hecho, Itachi era agradable cuando él iba a casa de los Uchiha, pero cuando estaba en clases, cumpliendo su deber de enseñar, entonces era muy diferente.

—A este paso me irá pésimo en los exámenes —se dijo a sí mismo, soltando un suspiro. Guardó el libro de matemáticas en su casillero y al cerrar el mismo, escuchó un sonido extraño, como un sollozo. Frunció el ceño, el ruido era muy bajo, pero estaba bastante seguro de que se trataba de alguien llorando.

Dio unos cuántos pasos, hasta dar con el pasillo, ahí vio a Hinata apoyada contra la pared, cubriéndose la cara con ambas manos, mientras lloraba. Se le apretó el estómago con aquella imagen, Hinata era una chica dulce, alegre, aunque le pareciera un poco extraña, ella siempre era amable con todos y les mostraba una sonrisa, ¿por qué estaba llorando? ¿Qué le habían hecho?

—¿Hinata? —preguntó, acercándose rápidamente a ella, preocupado. Cuando la ojiperla escuchó su voz, se descubrió el rostro y levantó su cabeza para ver a la persona que estaba delante de ella, sorprendiéndose al encontrarse con los enormes ojos azules que le miraban inquietos—. ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

Los ojos de ella se abrieron un poco, nunca pensó que justamente Naruto la encontraría en un momento tan patético de sí misma. Ella solamente estaba llorando porque estaba frustrada, porque era una cobarde, porque sentía celos.

—N-no es nada —respondió, poniéndose roja hasta las orejas. Intentó irse y pasar de largo al chico, pero él la agarró por la muñeca, impidiéndole que se marchara. El rubio la observó fijamente, todavía con aquella expresión en el rostro, pero frunciendo levemente el ceño.

—Por favor, te pido que no me mientas y no huyas de mí como siempre haces —Naruto le habló seriamente, estaba seguro de que nunca había estado tan serio en presencia de ella, pero no lo podía evitar, lo volvía loco el hecho de que Hinata siempre le acababa ignorando por algo que él no comprendía, haciéndole pensar que él realmente no le agradaba. Si a ella le gustaba Kiba, estaba bien, pero no soportaba ser dejado de lado así, se suponía que ambos eran amigos, ¿no?

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora