Trago amargo Parte 1

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Ese día era especialmente triste para Matsuri, no sabía qué había pasado exactamente, pero después de cómo la trató Gaara esta mañana, de verdad se sentía muy desanimada, incluso había llorado antes de llegar a la escuela. Ahora mismo ella estaba en el salón, tratando de atender a las clases del profesor Iruka, sin embargo, no era una tarea fácil tomando en cuenta su estado de ánimo, no hacía más que mirar a Gaara y suspirar debido a su tristeza.

—¿Y entonces cual es la respuesta, señorita Koyama? —preguntó el profesor, quien se había dado cuenta de que su alumna no estaba prestando la debida atención a su clase, por eso decidió interrogarla.

—¿Eh? —cuestionó la castaña.

—Le he preguntado que cuál es la respuesta correcta, ¿acaso no está prestando atención? —frunció el ceño.

—L-lo siento, sensei —se disculpó Matsuri, bajando la cabeza para hacer una leve reverencia, a lo que todo el salón comenzó a reír al ver lo despistada que era su compañera, aunque a ella ni siquiera le importaba si se burlaban de ella, estaba tan deprimida que nada le podía afectar aún más—. ¿Por qué, Gaara-kun...? ¿Por qué ya no quieres ser mi amigo?

Gaara sólo la miró en silencio, sintiendo una pequeña punzada de dolor en el pecho al no ver la sonrisa de siempre en el rostro de Matsuri. Se suponía que no tenía que importarle nada de ella. Se había alejado de ella por ser una mentirosa.

¿Pero por qué en estos momentos anhelaba abrazarla y reconfortarla?

Y lo que era más preocupante. ¿Tanto así le interesaba ella como para haberla hecho a un lado simplemente por celos?

Demonios... —pensó.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Matsuri se estaba comiendo un pastel de arroz, sentada en uno de los bancos del patio de la escuela. Estaba como ida, pues a pesar de que comía, parecía no mirar a ninguna parte. Nunca alguien le había tratado de una forma tan horrible, y era por eso que le dolía el corazón; jamás creyó que Gaara fuese a hacerle algo como eso.

—¿Te pasa algo? —le preguntó Temari, quien acababa de sentarse a su lado—. Me enteré de que Gaara y tú se han peleado. ¿Pasó algo que quieras contarme?

—Ni siquiera sé que pasó —respondió la castaña, bajando la mirada—. Él... simplemente me trató horriblemente esta mañana, y ahora ni siquiera me mira... no sé qué le pasa...

Temari la miró fijamente, mientras veía la tristeza reflejada en sus ojos negros y como pequeñas lágrimas se asomaban por sus mejillas. Con ese comportamiento, la rubia estaba sospechando algo que no quería decir, pero que sin dudas no dejaba de dar vueltas en su cabeza.

—Matsuri... —la llamó—. ¿Podría ser que a ti... mi hermano Gaara te...? —no alcanzó a terminar su frase cuando un gran revuelo se escuchó en el patio. Ambas chicas observaron como todos los presentes corrían en una dirección y esa era el gimnasio de la escuela—. ¿Qué pasa? —quiso saber la rubia, a lo que Matsuri sólo negó con la cabeza, limpiándose las lágrimas con el puño de su blusa.

—No sé, ¿será algo del club de baloncesto?

Temari la miró y asintió con la cabeza, para que segundos después, dos chicos pasaran corriendo a su lado, murmurando algo que las dejó intrigadas.

—Dicen que los de la escuela Kiri están aquí para golpear a uno de los chicos del club, al parecer les hizo enfadar ayer —comentó uno de ellos, haciendo que las dos chicas se miraran entre sí, sorprendidas y a la vez confusas.

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