Era veinticuatro de diciembre, víspera de navidad. Ese día estaba nevando, las calles estaban totalmente blancas y la gente iba muy abrigada. Matsuri estaba sentada en una banca del parque, soltando su aliento tibio sobre sus manos, ya que había olvidado ponerse guantes. A su lado había una bolsa de compras y, junto a ella estaba Temari, mientras que Kankuro estaba de pie frente a las dos.
—Entonces, ¿qué vas a hacer exactamente? —Temari le preguntó, mirándola con el ceño fruncido—. No puedes decirle la verdad a Gaara a estas alturas, eso podría ser malo para él.
—P-pero Temari-san —se quejó la castaña, abriendo un poco sus ojos por la sorpresa, no esperaba ese tipo de reacción de parte de su cuñada, así que bajó la mirada—. Yo no puedo seguir mintiéndole a Gaara-kun, él tiene derecho de saber la verdad, además... así Sari ya no podrá seguir engañándolo.
Al escuchar la mención de ese nombre, Kankuro arrugó el entrecejo también, ya no había sabido nada de ella después de que salieron de vacaciones, pero así era mejor, ¿no?
—Yo también creo que deberías esperar un poco —opinó el castaño, llevándose una mano a la nuca para frotarla—. Verás, Gaara ha estado muy bien desde que está contigo, antes se metía en problemas por todo, pero ahora está feliz y tranquilo, si se entera de que eres su amiga de la infancia podría molestarse mucho.
Matsuri no sabía qué hacer, ella quería consultar su decisión con los hermanos de Gaara, pero ellos no estaban de su lado, si no tenía su apoyo, ¿cómo podría tomar las fuerzas para poder enfrentar la verdad?
—Entiendo... —respondió, aun viendo hacia el blanco suelo repleto de nieve—. Voy a esperar un poco más de tiempo, pero eventualmente hablaré con él, incluso si ustedes no están de acuerdo.
Temari y Kankuro se miraron entre sí, ¿tal vez sería correcto tocar el tema con sus padres? Hasta ahora ellos habían estado guardando el secreto de sus progenitores, pero se estaban dando cuenta de que era peligroso para la salud de su hermano menor.
—Está bien —dijo la rubia, soltando un suspiro—. Espera a que pasen las fiestas y el viaje que tienen ustedes, hablaremos con nuestros padres —miró a Kankuro, a quien no le quedó de otra que asentir con la cabeza—. Vamos a intentar que esto afecte lo menos posible a Gaara, ¿sí?
La menor de los tres asintió, pero su expresión no se veía más alentadora.
—Temari-san, Kankuro-san... —los nombró a ambos—. ¿Ustedes creen que Gaara-kun me perdone?
Los hermanos la vieron con sorpresa, no estaban pensando en eso, pero era cierto, la reacción de Gaara podría ser terrible, considerando que Matsuri ahora era su novia, que ella no le dijera la verdad desde un inicio era una cosa, pero que no se lo contara cuando ya eran una pareja, debía ser mucho peor.
—No te preocupes —dijo Kankuro, apuntándose a sí mismo con su mano derecha—. Nos echaremos la culpa, que en parte es cierto, Gaara puede enojarse con nosotros, pero nos perdonará.
Al principio, Temari pensó que su hermano se había vuelto loco, pero evaluando mejor la situación, quizá llevaba algo de razón, ellos eran su familia después de todo, Gaara podía enojarse con ellos, pero tendría que entender que sólo trataban de protegerlo.
—Así es, Matsuri —aseguró la mayor—. Te mantendremos fuera de esto, así que no te asustes.
Matsuri se sintió un poco aliviada con eso, aunque no le parecía justo, ella consideraba que todos tenían implicancia en el asunto, pero no podía hacer mucho tampoco, realmente temía perder a Gaara para siempre, cuando quiso darse cuenta, estaba total e irremediablemente enamorada de él.
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No Me Olvides
Roman d'amour"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...