Aquella mañana, Matsuri se levantó un poco tarde, ya que no había dormido casi nada, puesto que habló por teléfono hasta tarde con su novio. Se sentía muy extraña al decirlo, pero no por eso, no se sentía feliz, Gaara realmente era su novio ahora y eso la llenaba de emoción y nerviosismo a la vez.
Después de darse una ducha y de ponerse el uniforme del colegio, bajó a desayunar con sus padres. Su mamá estaba friendo algunos huevos, los cuales puso en su plato apenas ella se sentó.
—Parece que te costó un poco despertar, cariño, no deberías hablar hasta tarde con tu novio —dijo Ayako, sonriendo al notar que su hija se sonrojaba ligeramente, mientras que su esposo arrugaba las hojas del periódico que estaba leyendo.
—Sí, mamá —respondió Matsuri, comenzando a desayunar en silencio, ya que se sentía un poco cohibida de hablar esos temas con sus padres, sobre todo con su padre, que no se veía nada feliz por su nueva relación.
Ryu siempre había visto a Matsuri como una bebé, incluso si ya tenía dieciséis años, le seguía pareciendo que ella era su princesa, era como si tan sólo ayer le hubiese llamado papá por primera vez, pero ahora ya tenía novio, no quería imaginar que en un tiempo más, tal vez se iría de la casa a formar su propia familia, aquello le deprimía terriblemente.
—Cariño, ¿quieres que te lleve a la escuela? —le preguntó a su hija, la cual se estaba bebiendo un vaso de leche. En ese momento, el celular de Matsuri sonó con una notificación y ésta leyó la pantalla para ver de qué se trataba, tecleó un par de veces y luego miró a su padre.
Ella negó con la cabeza, para luego sonreírle.
—No, gracias, papá, iré con Gaara-kun y sus hermanos.
Como solía hacerlo casi todos los días, el corazón de Ryu Koyama fue destrozado por la frialdad de su hija, al preferir a un muchacho que a su progenitor. Matsuri terminó de desayunar, se despidió de sus padres y salió hacia la calle para juntarse con sus vecinos, quienes ya le debían estar esperando.
—Ayako... —llamó el castaño a su esposa—. ¡Mi hija ya no me quiere! —exclamó dramáticamente, mientras su mujer se le acercaba, palmeándole la espalda.
—Claro que te quiere, Ryu, no digas bobadas —trataba de consolarlo, aunque debía admitir que ver llorar y dramatizar a su esposo era algo gracioso.
Matsuri salió de la casa y se encontró a Gaara parado afuera, el cual dibujó una pequeña sonrisa en sus labios con tan solo verla, no podía recordar ninguna otra mañana en donde le haya parecido que Matsuri era tan bonita, ¿sería acaso porque ahora era su novia?
—Buenos días, Gaara-kun —lo saludó la castaña, bajando la mirada tímidamente; nunca había tenido un novio antes, no estaba segura de cómo debía actuar ante él—. ¿Uh? —exclamó al notar que sólo Gaara estaba ahí—. ¿Y tus hermanos?
—Se adelantaron, tenían examen —contestó el pelirrojo, tomándola de la mano, lo cual provocó que toda la cara de la chica se pusiera roja como un tomate, a la par que el calor se apoderaba de ella—. Vamos, estamos retrasados.
—S-sí —contestó Matsuri, entrelazando sus dedos con los de Gaara, gesto que para él no pasó desapercibido y que le dio confianza para apretar un poco más su agarre.
Y así, tomados de la mano, caminaron hacia la parada de autobús que los llevaría a la escuela. Éste no tardó mucho en aparecer, por lo que ambos subieron y se sentaron, Matsuri junto a la ventana y Gaara junto al pasillo.
—Gaara-kun —lo llamó la castaña, apretando un poco más su mano—. Tú... ¿has logrado recordar más cosas? —preguntó curiosa y preocupada, a lo que él negó rápidamente con la cabeza.
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No Me Olvides
Storie d'amore"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...