Kankuro, quién había alejado a Sari de donde se encontraban Gaara y Matsuri, había llevado a la chica hasta una de las habitaciones de la casa, en el segundo piso. Le cubrió la boca con una de sus manos para que ésta dejara de gritar y, una vez dentro del cuarto, la soltó sobre la cama como quién suelta un costal.
—¡Imbécil! —exclamó la castaña, sentada en medio de la cama con el ceño fruncido—. ¡¿Qué rayos te pasa?! —volvió a gritar, al observar como el mayor le ponía el seguro a la puerta.
—Cállate, eres demasiado ruidosa —dijo Kankuro, sonriendo divertido al ver la expresión furiosa de esa chica, manteniendo su posición junto a la puerta, mientras ella seguía sentada en la cama, prácticamente arrodillada, donde él la había arrojado.
—¿Para qué me trajiste? ¿Acaso piensas abusar de mí? —la chica se levantó de la cama y se bajó un poco la corta falda que llevaba puesta. De pronto, una divertida idea de cruzó por la mente del Sabaku No del medio, quién sin pensarlo dos veces, volvió a arrojar a la contraria contra la cama, esta vez, acorralándola con su propio cuerpo.
—Vaya, pero ¿cómo has adivinado mis intenciones? —le preguntó, riendo internamente al notar la cara de susto que ponía Sari, le causaba mucha risa verla de esa manera, cuando siempre parecía que planeaba hacer cosas malas.
Realmente le molestaba que siempre estuviera alrededor de su hermano menor, porque lo que Gaara necesitaba no era una fan loca que se entrometiera en su vida, sino una persona que lo amara y lo ayudara a superar sus traumas, esa chica no era buena para Gaara y era por eso que Kankuro la alejaba de él cada vez que podía. A diferencia de su hermanito, él tenía mucha experiencia con gente de ese tipo.
—¿Q-qué? —Sari apoyó sus dos manos contra el pecho de Kankuro, intentando apartarlo, en ese momento notó lo duro que estaba, parecía que ese tipo sí tenía buena forma física. Al pensar en ello, se sonrojó como un tomate, podía sentir como si su rostro estuviera ardiendo por la vergüenza.
El castaño se acercó un poco más, casi respirándole sobre el cuello, dentro de su oído.
—Aunque si tú te dejas, ya no será abuso —le susurró.
El cuerpo entero de Sari se paralizó, apartando a Kankuro de un empujón, pero éste apenas se movió con la poca fuerza que ella tenía. Pudo ver lo roja que estaba y no se aguantó la risa, reventando en carcajadas mientras se alejaba de ella y se sentaba en la cama.
—Cielos, debiste ver tu cara, sólo bromeaba —decía entre risas, logrando que Sari volviera a ponerse roja, pero esta vez, por la vergüenza.
—¡Eres un imbécil! —ella le gritó, bajándose de la cama para correr hacia la puerta, quitarle el seguro y salir de ahí como alma que lleva el diablo.
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Matsuri y Gaara habían regresado a la fiesta después de conversar un rato sobre todo aquello del accidente. Ella había estado tentada a decirle que lo conocía de antes, que solían ser amigos, que ella era esa amiga de la infancia que él intentaba recordar, pero no se atrevió a hacerlo, tuvo miedo, no sabía cómo él podía reaccionar.
—Gaara-kun —la chica lo llamó, mientras ambos volvían a internarse en medio de la multitud de gente desconocida—. ¿Ya no te duele la cabeza?
Gaara asintió ligeramente.
—Ya no, estoy bien, los dolores sólo son temporales —aseguró, sonriendo de manera casi imperceptible, así podía tranquilizarla.
—¡Querida prima! —ambos voltearon al oír el grito casi estridente de Ino, la cual había aparecido de la nada, pues en toda la noche no la habían visto. Lo cierto era que Ino no era tan impulsiva como Sari y se había estado tomando su tiempo para presentarse frente a esos dos—. Qué bueno que te veo, estaba buscándote para presentarte a un amigo —tomó a Matsuri de la mano y la jaló lejos de Gaara, el cual sólo frunció el ceño.
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No Me Olvides
Romance"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...