Vacaciones de invierto Parte 2

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El sol ya estaba rojo cuando Gaara y Matsuri iban de regreso a casa, tomados de la mano. El autobús los había dejado a un par de calles, así que los dos aprovecharon de prolongar un poco más su paseo con esa corta caminata.

El pelirrojo todavía seguía un poco desconcertado con respecto a su visión mientras estaban en la tienda, sabía que a veces su mente le jugaba bromas pesadas, como no podía recordar todo con claridad, a veces las imágenes se confundían, quería creer firmemente en que esa era la explicación.

—Gaara-kun —lo llamó la chica, desde hace un rato lo notaba un poco inquieto, eso siempre la preocupaba—. ¿Te pasa algo?

El chico la miró y negó rápidamente con la cabeza, apretando un poco su mano.

—Estaba pensando en algo...

—¿Qué cosa? —Matsuri ladeó su cabeza.

Gaara dirigió su vista hacia el frente, sólo estaban a una calle de llegar a su destino, así que se detuvo, así podría hablar más cómodamente con ella, pues si estaban afuera de la casa, el padre de Matsuri los estaría vigilando por la ventana.

—¿Qué vas a querer para navidad? —preguntó él, parecía un poco apenado al respecto—. Estuve mirando algunas cosas en esa tienda, pero no estaba muy convencido.

—Oh... —la castaña se sorprendió un poco por la pregunta, no esperaba que a Gaara le fuese a preocupar algo como eso—. Bueno, a mí no me importa mucho, cualquier cosa estará bien para mí —respondió, mostrándole una sonrisa amable—. Lo que más me importa es estar a tu lado, Gaara-kun.

Los labios del chico se fruncieron un poco.

—Lo sé, Matsuri, sé que no eres materialista —dijo, un poco frustrado—. Pero realmente quiero darte algo, es... —sus mejillas adquirieron un ligero tono rojizo—. Es la primera vez que voy a darle algo a mi novia por navidad.

Matsuri lo abrazó, apoyando su rostro contra el pecho de su novio, mientras su mano derecha sostenía la bolsa con las compras que había hecho esa tarde en la tienda.

—Ya veo —respondió—. Bueno, Gaara-kun, en ese caso puedes darme algo pequeño, me gustan los adornos bonitos —explicó, sintiendo como él la rodeaba por la cintura y la apegaba un poco más a su cuerpo—. Yo ya elegí algo para ti —dijo sonriente—. También para tu cumpleaños, porque estaremos de viaje y no me dará tiempo de elegir algo bonito.

Un poco sorprendido, Gaara bajó la mirada para encontrarse con los ojos de su chica.

—¿Cómo sabes cuándo es mi cumpleaños? —preguntó, ligeramente desconfiado al respecto, incluso pudo notar que ella se ponía nerviosa, eso era algo muy raro.

—Eh... —Matsuri se regañó mentalmente por haber hablado demás, ahora que lo pensaba, él nunca se lo dijo, al menos, no durante su relación actual—. T-tú me lo dijiste hace un tiempo.

Gaara frunció el ceño, dudoso.

—¿Lo hice?

—Sí, sí —la castaña asintió varias veces con la cabeza, tenía que parecer firme, pues, en realidad, ella sabía su cumpleaños porque solían celebrarlo juntos cuando eran pequeños—. Fue algo muy casual, pero yo lo recuerdo, es el diecinueve de enero.

—Así es —Gaara asintió con la cabeza, volviendo a abrazarla, era cierto que a veces decía cosas sin darse cuenta o no las recordaba, no había por qué alarmarse al respecto, Matsuri siempre había sido detallista, era normal que ella recordara algo como la fecha de su cumpleaños, aunque él lo hubiese mencionado al azar—. Oye, ¿y el tuyo cuándo es?

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