La rubia se sentía furiosa, hoy había sido un día horrible en la escuela, después de saber que tendría que hacerse pasar por la novia de Shikamaru frente a sus padres, ciertamente, tenía ganas de matarlo. Además de eso, no había podido hablar a solas con Itachi y éste no le contestaba las llamadas ni los mensajes, le había enviado varios, pero no quería pecar de hostigosa.
—Demonios... —murmuró, echándose boca abajo sobre la cama y luego, cubriéndose la cabeza con una almohada. En serio quería gritar, sentía que estaba bajo demasiado estrés, todavía con los exámenes de ingreso a la universidad, el festival cultural y todo lo que pronto vendría.
Su celular comenzó a sonar, lo había dejado sobre la mesita de noche, así que estiró su mano para contestar.
—Hola —dijo sin ánimo alguno, aunque la voz del otro lado le devolvió un poco de alegría—. Ah, Itachi... —se levantó de la cama como un resorte, poniendo una sonrisa alegre al escuchar la voz de su querido profesor, el único que lograba hacerla sentir bien.
Se quedó un rato hablando con el Uchiha, olvidándose por un momento del molesto de Shikamaru Nara.
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Después de haber cenado y de haberse dado una ducha, Matsuri salió del baño envolviendo su cuerpo en una toalla de color rosa, llevando otra más pequeña en la cabeza, de color blanco. Se metió a su habitación, secándose el corto cabello castaño con la toalla blanca, mientras su mente repasaba una y otra vez imágenes de Gaara. Podía ver a Gaara de niño jugando con ella, a Gaara adolescente, mirándola malhumorado, luego veía a Gaara sonriéndole, a Gaara jugando baloncesto, viéndose tan apuesto. Cerró los ojos con fuerza cuando la última imagen hizo que su corazón se agitara. No podía entender qué le pasaba últimamente, que no lograba dejar de pensar en él; antes también pensaba mucho en él, de hecho, todo el tiempo, pero ahora era distinto, era de un modo que no lograba comprender del todo.
—¿Qué me sucede? —se preguntó, dejando salir un hondo suspiro. Se llevó una de sus manos al pecho y, efectivamente, sus latidos estaban disparados, la sensación de presión en su pecho, como si alguien le apretara el corazón con la mano, era sofocante.
Después de ponerse la pijama, la chica se sentó en su escritorio para hacer los deberes, no eran muchos, ni muy difíciles, así que no le tomó demasiado terminar. Cuando por fin acabó, escuchó el sonido de una notificación de WhatsApp, así que tomó el teléfono para ver de qué se trataba; abrió ligeramente sus ojos con sorpresa al notar que quién le había escrito era Gaara.
"Hey, ¿estás despierta? Veo tu luz encendida, sal al balcón un momento"
La chica volteó a ver de inmediato a su ventana, la cual estaba ligeramente abierta, dejando pasar un poco de viento hacia su cuarto. Se levantó, caminó hacia la misma y la abrió para pasar al balcón, Gaara estaba apoyado sobre el barandal, con el teléfono en la mano, el cual le enseñó apenas la vio salir.
—Gaara-kun, ¿sucede algo? —preguntó ella, apoyándose también contra el barandal de su propio balón.
El pelirrojo negó con la cabeza.
—No pasa nada, sólo estaba aburrido, no podía dormir —le confesó el de ojos aguamarina—. ¿Estabas haciendo los deberes?
—Así es —respondió Matsuri, asintiendo con la cabeza. Miró hacia el cielo un momento y luego volvió a observar a Gaara, iba vestido con un short corto y una camiseta sin mangas para dormir, incluso en pijama lucía increíblemente guapo. Matsuri se dio cuenta en ese instante que, quizás, ella estaba sintiendo algo más por Gaara, algo más que sólo amistad.
—Matsuri... —la llamó él, haciendo que ella le mirase—. Cántame algo para dormir.
Matsuri lo quedó viendo durante unos breves segundos, parpadeando, algo confusa.
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No Me Olvides
Romance"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...