Hiashi Hyûga era un trabajólico empedernido, incluso si era día domingo, él prefería estar en su despacho o en su oficina, en lugar de pasar tiempo con su familia. Desde el fallecimiento de su esposa, él había decidido curar su dolor encerrándose en el trabajo, cada vez más, hasta que lo más importante para él se volvió trabajar. Sus dos hijas nunca le decían nada, Hanabi era fuerte por sí misma, pero Hinata no, ella, a pesar de ser la mayor, era débil, sumisa y tímida, tenía miedo de dejarle saber a su padre que lo necesitaba a su lado.
La ojiperla estaba practicando su baile en el salón que su primo utilizaba para practicar artes marciales, ella también era bastante buena en ello, pero no le gustaba del todo, ella prefería los movimientos suaves, delicados, por eso amaba el baile. Nunca había asistido a una escuela, desde que su padre se lo había negado con ahínco, ella sola practicaba todo tipo de bailes, desde ballet, hasta danza moderna, viendo vídeos en internet, intentando informarse lo más posible sobre todo para hacerlo bien, era lo único con lo que se podía conformar.
Después de dar un giro sobre sí misma, se dejó caer al piso cansada, intentando normalizar su respiración. Sabía que era un poco temerario estar practicando en casa, pero sabía que tanto su padre como su primo no estaban y Hanabi jamás la delataría, ella adoraba verla bailar.
Todavía no había podido dejar de pensar en su cita del día anterior con Kiba, no lo había pasado mal con el castaño, para nada, de hecho, fue una salida sumamente divertida, pero Hinata no podía entender cómo es que no se lograba olvidar de Naruto, aun cuando él ya tenía a alguien más en su vida. Estaba confundida, no sabía qué hacer.
—¿Por qué mi corazón debe ser tan terco? —se preguntó a sí misma, soltando un suspiro.
—¡Hinata! —la voz de su hermana menor llamó su atención, la más joven había entrado a la sala, había corrido aparentemente, pues lucía cansada—. Neji nii-san ya llegó, seguro vendrá a practicar, así que vete rápido.
Hinata asintió con la cabeza, poniéndose de pie y guardando su celular, que era desde donde ponía la música, trasmitiendo a un pequeño parlante que se conectaba vía bluetooth. No estaba segura de lo que podría pensar Neji de verla desobedeciendo las órdenes de su padre, así que prefería que su primo jamás se enterara de lo que ella estaba haciendo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Después de la cita que ambos habían tenido, Gaara y Matsuri regresaron a casa, los dos se veían muy alegres, eso pudo notarlo Temari, quién venía regresando de comprar algo, cuando vio a su hermano y a Matsuri despidiéndose. Pudo notar enseguida el ambiente romántico entre ellos, era más que obvio que se gustaban mutuamente, pero Temari estaba segura de que Matsuri no era como Gaara y no sería capaz de admitirlo. Ella deseaba ver feliz a su hermano menor, por lo mismo, no dudó en acercarse a la castaña cuando vio como Gaara entraba a casa.
—¡Matsuri! —la llamó, corriendo hacia ella—. Espera, no entres aún, quiero hablar de algo contigo —le dijo, notando la mirada de confusión de la menor—. ¿Vienes de regreso de tu cita con Gaara? —la rubia pudo notar cómo las mejillas de su vecina se teñían de rojo, le parecía sumamente adorable el hecho de que ella fuese así, era una chica tan dulce y transparente, era simplemente perfecta para Gaara, para hacerle sacar lo mejor de sí mismo.
—T-Temari-san, no era una cita, sólo salimos como amigos —aseguró, bajando la mirada para que su evidente sonrojo no se notara, aunque la tonta sonrisa de su cara tampoco era algo fácil de ocultar.
—¿Sabes? —Temari apoyó una de sus manos sobre el hombro de la chica, que era bastante más baja que ella—. No necesitas disimular conmigo, sé muy bien lo que sientes por mi hermano, puedo saberlo con sólo mirarte.
ESTÁS LEYENDO
No Me Olvides
Romance"Él le prometió que nunca la olvidaría, pero las promesas no siempre se pueden cumplir." Gaara y Matsuri eran amigos de la infancia, hasta que él y toda su familia debieron mudarse a otra ciudad. Gaara le prometió que nunca se olvidaría de ella y qu...