Festival deportivo Parte 3

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Mientras la enfermera se encargaba de desinfectar la herida de Naruto, Hinata le sostenía con fuerza de la mano que estaba sana, intentando darle su apoyo, ya que se veía que a él le estaba doliendo mucho.

—Naruto, tienes una ligera dislocación, voy a tener que acomodarte el hueso —le explicó la mujer, que enseguida le pasó algo para que mordiera—. Esto dolerá sólo un poco —advirtió, tomando el brazo del rubio para colocarle el mismo en su lugar.

Por supuesto, Naruto pegó un tremendo grito, el dolor que experimentó fue tal, que hasta apretó de más la mano de su novia, aunque ni siquiera se quejó, a pesar de que el agarre le había dolido.

—Naruto-kun, ya todo está bien —aseguró la ojiperla, abrazándolo.

Él se dejó mimar en ese momento, aunque era un chico valiente, tenía un par de lágrimas rodeando sus ojos azules; el dolor fue bastante intenso, pero había pasado rápido también.

—Voy a vendarte y te podrás ir, pero no debes usar el brazo por unos días, te daré unos antiinflamatorios también —tras su recomendación y sus instrucciones, la enfermera comenzó a vendar el brazo herido del Uzumaki, que ya se sentía algo mejor.

—Naruto-kun, ya vengo, voy al baño —dijo Hinata, soltándolo para alejarse de él, fue en ese momento que el rubio notó que la mano de su novia estaba roja, ¿la había apretado tan fuerte? ¡Pero qué tonto! Tendría que pedirle una disculpa luego.

Hinata ingresó al baño femenino más cercano y se limpió un poco, ya que estaba llena de tierra todavía por la caída, tenía algunos raspones leves en uno de sus brazos, pero no era nada serio, gracias a que Naruto la protegió.

—Pero... ¿realmente imaginé a Toneri-san? —se preguntó confusa, empezaba a pensar que se estaba volviendo loca, tanto le molestaba el que su padre le hubiera sugerido salir con él, que ya lo veía en todos lados.

Se lavó también la cara y las manos, su mano derecha seguía un poco roja, pero ya no le dolía, igual no le importaba, sabía que Naruto no lo había hecho a propósito. Se miró una vez más al espejo y salió para ir en busca del rubio, pero se detuvo de golpe cuando vio a cierta persona, quien le esperaba afuera del baño.

—Hinata-san —dijo él, sonriéndole.

La ojiperla estaba un poco sorprendida, así que parpadeó varias veces, a ver si no lo había imaginado.

—¿Toneri-san?

Cuando él dio un paso hacia ella, se dio cuenta de que no se trataba de ninguna ilusión, realmente estaba ahí, ¿había venido con su padre para verla? Sin siquiera darse cuenta, ella retrocedió, actuaba como si le tuviera miedo, cosa que él notó.

—No fue mi intención sorprenderte, Hinata-san —Toneri se detuvo y sonrió una vez más, de modo que Hinata no se sintiera intimidada ante su presencia—. Tu padre me invitó a venir a verte participar del festival hoy, aunque me preocupé un poco al ver tu accidente, ¿estás bien?

—Sí, gracias —la chica bajó la mirada, no sabía qué decir, nunca sabía de qué hablar con él, no era que no le agradara, sinceramente, le parecía que Toneri era una buena persona, pero sus intenciones con ella eran evidentes y eso era precisamente lo que le incomodaba—. ¿Cómo supiste que estaba aquí? —preguntó, agarrando la tela de su playera de deportes.

Toneri la quedó mirando fijamente, no podía dejar de pensar en lo hermosa que era Hinata y en lo mucho que deseaba que ella también lo mirara, jamás se había sentido de ese modo con nadie, esto era tan inesperado como increíble para él.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora